El terrorífico reino de las mandíbulas

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Los creadores de películas de bestias descomunales, monstruos devoradores de turistas despistados en lugares exóticos, encontrarían en este lugar un filón para sus terroríficos guiones. Hace 9 millones de años, en el delta del Amazonas y del Urumaco se contaban hasta catorce especies de cocodrilos y por lo menos siete de ellas compartían el mismo espacio, un fenómeno nunca observado en la actualidad, según un estudio realizado por paleontólogos de la Universidad de Zurich con la participación del investigador del Instituto Catalán de Paleontología Massimo Delfino. El estudio también describe dos cocodrilos nuevos para la ciencia.

Actualmente, las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de Suramérica y el Sudeste asiático, donde viven hasta seis especies de aligátor y cuatro de cocodrilo verdadero. A pesar de esta elevada diversidad, solo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área. El estudio, publicado en la revista Nature Communications, describe un panorama completamente distinto hace entre 9 y 5 millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco había hasta catorce especies de cocodrilo y por lo menos a siete de ellas no les molestaba vivir en el mismo vecindario.

Los paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán que presentaba unos dientes esféricos, y Crocodylus falconensis, un cocodrilo que podía llegar a los 4 metros de longitud. Aunque habitualmente en lenguaje coloquial nos referimos a estos animales como «cocodrilos», en realidad se trata de un grupo formado por varias familias: los crocodílidos (a la que pertenecen los verdaderos cocodrilos), los aligatóridos (que comprende los caimanes y los aligatores) y los gaviálidos (caracterizados por un hocico muy largo y estrecho y que actualmente sólo se encuentran en el sudeste asiático).

El grande se come al pequeño

Los investigadores han constatado la presencia de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada dieta. Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines. Los dientes esféricos de Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían llegar a los 12 metros de longitud, se alimentaban de tortugas, grandes roedores y otros cocodrilos pequeños. Esta elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las mismas zonas sin competir por los recursos.

Toda esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el Urumaco (un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo de Venezuela) desapareció hace 5 millones de años con la extinción de todas las especies de cocodrilos de la zona. La elevación de los Andes modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías del Atlántico. Pese a que la destrucción del hábitat supuso la extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas.

(Tomado de ABC.es)

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