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La balanza comercial es la diferencia entre exportaciones e importaciones de bienes comprados y vendidos con el resto del mundo. Si un país vende más de lo que compra se registra superávit comercial o déficit en sentido opuesto.
La economía boliviana presentó un giro de superávit a déficit comercial en el 2014, con el inicio en la caída en los precios del petróleo y su efecto retardado (rezagado) en los precios de los hidrocarburos (2015, 2016).
El auge (boom) en el rumbo de las exportaciones y la balanza comercial máximo fue en el 2008 y el 2012, con una cima del 12% como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), el déficit comercial observado (2015 al 2017) es equivalente al 3% del Producto Interno Bruto, cuyo valor no es estrictamente coyuntural sino será permanente hasta el 2022, como fruto de una lenta recuperación en los precios de las materias primas (según estimaciones de modelos cuantitativos de pronósticos económicos).
En otras palabras, la economía boliviana funcionará a déficit en la balanza comercial hasta el 2022 (en un escenario corto), con un déficit promedio anual entre los 1000 y 1300 dólares por año.
La incidencia negativa de la balanza comercial afectará al déficit en cuenta corriente (registro contable con el resto del mundo), en la misma magnitud y por lo tanto, durante el período 2017-2022, se espera una nueva pérdida de reservas internacionales entre los 5.000 y 6000 millones de dólares (pérdida de divisas).
Una alternativa para evitar la pérdida en las reservas internacionales, se centra en el incremento del endeudamiento externo (con el resto del mundo) como fuente alternativa de financiamiento.
El déficit en la balanza comercial ocurre porque la economía está creciendo por encima de su capacidad estructural de crecimiento económico, afectándose negativamente a la balanza comercial.
La economía boliviana se enfrenta en una disyuntiva para el corto plazo, entre lograr mayor crecimiento en la actividad económica o entrar en menor déficit comercial.
El aumento en la demanda interna (gasto de las familias, empresas y el gobierno) por encima de su capacidad de ahorro, incrementa el nivel de déficit del sector externo. Las principales implicaciones de política se centran en buscar un crecimiento sostenido, acorde a la generación de ingreso y ahorro de la economía boliviana, para alcanzar los equilibrios macroeconómicos.
Ex – Director del Inst. Inv. Econ. Y Soc. IIESJOM, [email protected] ***
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