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“Se le va a pasar el tiempo”, “se le está yendo el tren”, “quiere quedarse a vestir santos”, son expresiones que aún se escuchan cuando una mujer de 30 años o más no ha contraído matrimonio ni tiene hijos. La mayoría de las mujeres de hoy tienen sus propios sueños y esperanzas, no solo están concentradas por encontrar al amor de su vida y tener una familia.
Antes se casaban muy jovencitas y no consideraban importante tener una profesión, porque tradicionalmente el “marido traería dinero a la casa” y ellas se dedicarían a los labores del hogar. Por lo tanto, como no salían a trabajar fuera y no tenían independencia económica, el marido se tomaba la libertad de maltratarlas, humillarlas e insultarlas, y había que aguantarse hasta que “la muerte los separe”, pero esas actitudes en la actualidad han cambiado. Ahora, si son decididas, pueden poner un alto a toda relación que no les hace bien.
Aunque nuestra sociedad todavía cree que las mujeres están hechas para ser madres, esposas y amas de casa a tiempo completo, la mujer de hoy se plantea más retos y desafíos. Por lo tanto, las exigencias y expectativas para el tipo de hombre que quieren a su lado aumentan y ya no se conforman tan fácilmente. Incluso, algunas deciden permanecer solteras por decisión propia, luchan por su independencia porque son autosuficientes, desean ser profesionales, tener un trabajo para mantenerse a sí mismas.
Las mujeres, en los últimos años, han asumido decisiones que contribuyen a mejorar su calidad de vida, adquiriendo una profesión, insertándose en una actividad laboral donde despliegan sus cualidades para destacar y ser un aporte efectivo a la sociedad. Se percibe que el rol de la mujer ha sufrido cambios importantes y está abierta su participación en actividades que antes estaban reservadas solo para los varones, aunque todavía existen ciertas restricciones por cuestiones de género.
En los países europeos, las mujeres ya no desean casarse porque se han dado cuenta que pueden vivir felices sin tener un hombre a su lado; si es que lo tienen, no planean contraer matrimonio porque el tener una familia resulta ser una responsabilidad que no están dispuestas a sobrellevar, prefieren tener mascotas (perritos y gatitos) que son su mejor compañía cuando disponen de tiempo libre.
En nuestra cultura, a comparación de la europea, existen algunas mujeres que desean tener hijos pero sin casarse, son profesionales en edad fértil y sin pareja que se han planteado la posibilidad de tener hijos sin la presencia masculina. Este es un nuevo modelo de familia y un nuevo camino para encontrar su felicidad.
Hay otras que se entregan por completo a una relación estable, pero para que esto suceda necesitan sentir que su pareja estará siempre con ella, aún en los peores momentos, que serán un apoyo tanto en asuntos del hogar como en lo profesional y que comprenden que en la vida deben progresar juntos. Si no sucede de esta manera, entonces deciden nuevamente dar la bienvenida a su soltería.
La decisión de permanecer solteras – no importa el caso – debe ser respetada, aceptando que se trata de mujeres valientes que no le temen a la vida ni a los tropiezos. Cuando encuentren un hombre que “esté a su medida” entonces decidirán casarse, mientras tanto, el estar solteras no es algo que les quite el sueño, disfrutan de las cosas que más les gusta realizar, viajar, hacer deporte y compartir momentos agradables con los amigos y la familia, seguir estudiando y trabajando en busca de su propia superación personal y profesional.
La autora es Comunicadora Social
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