Opinion

HALLOWEEN Y TODOS SANTOS
Cultura
Abraham Colque Jiménez
Miércoles, 30 Octubre, 2013 - 12:14

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Mientras que la población rural y urbana popular se vuelca a los hornos para hacer panes y ofrendas, la población joven de las ciudades pasea por las tiendas para comprar disfraces y dulces. Unos retornan desde confines del mundo en posdel encuentro familiar amplio, que incluye los difuntos, otros se reúnen para organizar las fiestas y los paseos del terror. Nos toca vivir un tiempo especial, en el que nuestra sociedad se amplíacon almas, duendes, brujas, muertos vivientes, etc. No es una película de ficción sino en realidad un portal que se abre desde el 31 de octubre para la comunicación entre vivos y muertos, entre sociedad humana y otros mundos.

Aún cuando hay varias voces críticas e intentos de ordenar este tiempo, la creatividad popular, mezclada con la fuerza de las tradiciones, y la energía comercial hace que la temperatura festiva siga incrementando. Estas fiestas nos invaden con múltiples símbolos danzando ante nuestros ojos y nos envuelven con la intensidad de la interacción humana. Las tradiciones han cambiado en el tiempo, se han  recreado constantemente y lo que vivimos actualmente tiene una larga historia: de encuentro y conquista; de resistencia y cambio; de lucha y paz; en fin, de humanidad. Aún persisten los primeros símbolos aportados por las sociedades andinas y euroasiáticas que nos precedieron hace algunos milenios pero dentro de un marco cristiano, especialmente católico.

Halloween significa ‘víspera de Todos santos’ y su origen se remonta a tradiciones y creencias europeas (célticas) en el retorno de las almas a sus núcleos familiares. Esta tradición se daba en un contexto de cambio de época, era el ingreso al duro invierno. Se pensaba que el 31 de octubre terminaba un año y comenzaba otro, tiempo en que los muertos podían visitar a los vivos y estos a su vez organizaban banquetes y varias actividades rituales. Aún cuando fueron cristianizados,sus prácticas culturales y religiosas continuaron bajo el barniz católico. Al pasar el tiempo y con las migraciones a otros territorios se fueron introduciendo más elementos como las visitas de niños a las casas con la frase: ‘trato o truco’, que también tiene una raíz antigua de rezar por los difuntos a cambio de panes dulces, o el tallado de zapallosy los disfraces. Así se fue constituyendo una tradiciónnorteamericana,ahora exportada por los medios de comunicación, los comercios y los migrantes de retorno. Es una tradición de pocas décadas en América Latina.

La fiesta de Todos santos ha sido instituida formalmente a finales de la edad media por la iglesia católica. Aunque la intención ha sido dedicar la fiesta a la memoria de los mártires cristianos y santos, se buscó una fecha que coincidía con las tradiciones ‘paganas’ ligadas a la fiesta de los difuntos, para insertarle un contenido cristiano.Una vez institucionalizada esta tradición fuedifundidauniversalmente a través de los procesos de colonización y evangelización, de esta manera llegó hace cinco siglos a los Andes.

En los Andes antes de la llegada de los colonizadores ya existía una fiesta a los difuntos, que Guaman Poma de Ayala (1615) la explica como la fiesta de AyaMarqay Quilla: En este mes sacan los defuntos de sus bóbedas que llaman pucullo y le dan de comer y de ueuer y le bisten de sus bestidosrricos y le ponen plumas en la cauesa y cantan y dansan con ellos. Y le pone en unas andas y andan con ellas en casa en casa y por las calles y por la plasa y después tornan a metella en sus pucullos, dándole sus comidas¨. Este relato parece una descripción etnográfica de la actual fiesta de las ñatitas (calaveras), que se celebra el 8 de noviembre, sin embargo también expresa varios elementos que tienen relación con el actual Todos Santos.

Del sin fin de mensajes que fluyen desde estas tradiciones se puede destacar: el compartir de alimentos; guardar la memoria de los que nos precedieron; el re-encuentro familiar y social; la practica del ‘don’ o gratuidad, ligado al regalo de alimentos y dulces; la fiesta; la oración; el juego; la vivencia de una fe; la relación del ser humano con la tierra, entre otros. Pero también nos toca ser críticos ante la exacerbación del consumo estimulada por el mercado; la obligatoriedad del ‘don’; y las tendencias exclusivistas.

De aquí para adelante tendremos que vivir con Halloween, Todos Santos y el Día de los difuntos, aún cuando enfaticemos más alguna que otra tradición, sabiendo que el acto más simple es el más profundo: como la abundancia de pan generada al abrir las manos. Esta era la práctica cotidiana de un tal Jesús, asesinado por un imperio y que dicen que volvió de los muertos para seguir constituyendo comunidad.