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Lo que fue una oferta electoral que más de uno creía irrealizable por las imprevisibles consecuencias que podía deparar, se ha consumado. Una gran conmoción ha causado la confirmación por parte del Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, del retiro de su país del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
La decisión tomada causó revuelo y de ninguna manera podía pasar desapercibida, siendo que concierne al pacto global sobre cambio climático logrado con esfuerzo por 175 países el año 2016 con la finalidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mitigar su impacto. Un cambio climático en el que el Presidente Trump abiertamente dice no creer, considerando por tanto que tal Acuerdo no haría sino perjudicar el desarrollo industrial así como la generación de millones de fuentes de empleo en su país.
Hay que recordar que Donald Trump basó su campaña electoral en volver a “hacer grande a EEUU”, un anhelo que conquistó los corazones y las mentes de los electores, si bien para ello realizó temerarias promesas consideradas por muchos como algo fuera de la realidad, aunque -para su desconsuelo- día que pasa el tiempo va confirmando que no se trataba de un engaño electoral.
Con ello, el halo de imprevisibilidad que se endilgaba a Trump durante su campaña se va tornando en una cruda aureola de credibilidad que muchos políticos ya quisieran tener.
Las intrépidas acciones que va tomando el Presidente de EEUU en su corto término de gestión, otrora consideradas quiméricas, van sucediéndose una tras otra: el abandono de la negociación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP); el inicio de la construcción de un muro en la frontera con México para contener la inmigración ilegal; la prohibición del financiamiento federal a ONGs pro-aborto, entre muchas más.
Diversas son las preocupaciones que se van dando en relación al retiro de los EEUU del Acuerdo de París, teniendo que ver principalmente con las consecuencias sobre el medioambiente, la economía y el posible efecto contagio sobre otros países que -como los en vías de desarrollo- han criticado a los desarrollados por haber llegado a ser lo que son, a costa de la naturaleza.
Frente a esto, la enfática respuesta del Presidente de los EEUU es que seguirá tomando las decisiones necesarias para que la industria de su país se reanime, la economía crezca y haya fuentes de empleo para sus compatriotas, algo imposible de ser rechazado por sus beneficiarios, trabajadores y empresas…¿verdad?
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 7 de junio de 2017
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