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Luego de conquistar el pico más alto de América, el Aconcagua a 6.960 metros sobre el nivel del mar, la famosas “cholitas escaladoras” ahora ya tienen como objetivo llegar al monte Everest, que está en Nepal (Asia) con una altura de 8.848 metros.
Las cholitas recibieron un reconocimiento este lunes en el Ministerio de Culturas. En el evento manifestaron que su sueño ahora es llegar a la montaña más alta del mundo.
Conquistar el Aconcagua no fue fácil para las escaladoras bolivianas, no sólo por el esfuerzo físico que supuso, sino también porque no tenían los recursos económicos para llevar adelante la expedición.
El grupo ya había escalado seis montañas en Bolivia, pero aún tenía el sueño de salir al exterior. Lidia Huayllas, una de las escaladoras, contó que parecía una deseo distante, pero gracias a unos amigos españoles lograron el financiamiento para viajar a Argentina y costear la expedición.
Emocionadas, las cholitas viajaron a Mendoza, provincia argentina que colinda con Chile, donde emprendieron su aventura.
Su vestimenta destacaba a las cholitas del resto de personas que intentaban subir al pico. Ellas usan el típico traje de escalar, por ejemplo con botas especiales, chaqueta de pluma, casco y pantalón rompeviento, pero siempre llevan sus polleras y, en vez de mochilas, su aguayo.
También se diferencian de los demás por sus rituales. Siempre antes de salir, el grupo realiza una “challa”, con coca y alcohol, para pedir a la Pachamama que las proteja de cualquier accidente.
Llamaron la atención de turistas. Se sentían como famosas en la expedición, y no sintieron ninguna clase de discriminación, según contó Dora Magueño. La comunicación fue facilitada porque Ana Lía Gonzales, una de las más jóvenes del grupo, que sabe inglés gracias a sus estudios de Turismo.
El grupo hace sus proezas desde 2015. Lidia Huayllas recordó que entonces ella cocinaba para su esposo, guía de escalada, y turistas en el Huayna Potosí, cuando surgió la iniciativa de que junto a sus amigas también podían conquistar las montañas.
El Aconcagua fue una experiencia diferente para ellas, respecto a lo que vivieron en los picos bolivianos. Recordaron, por ejemplo, que en el Sajama tuvieron que usar equipos especiales para escalar paredes de hielo, mientras que la montaña argentina se caracteriza porque se debe caminar, en medio del viento.
Ana Lía señaló que fue una expedición de 20 días que afrontaron con entusiasmo, pero a la vez con nerviosismo de poder llegar a la cima y esperando tener un buen clima.
A Dora Magueño, una de las miembros del grupo, le sorprendió el frío que había en el Aconcagua. Indicó que tuvieron problemas por ese lado, porque sólo se habían llevado los abrigos que usan en su actividad en Bolivia, pero no eran suficiente para los gélidos vientos del pico más alto de América.
Lo seco del ambiente les obligó a tener una hidratación más intensa de lo que habían estado acostumbradas, llegando a tomar hasta seis litros de agua por día.
También enfrentaron otro tipo de dificultades. Ana Lía señaló, por ejemplo, que tuvieron problemas de comunicación con los guías de nacionalidad argentina, y que tenían un “carácter especial”.
A pesar de las vicisitudes, las cholitas lograron su objetivo. Expresaron sentir mucho orgullo por haber conquistado la montaña, pero no se quedan en sus laureles.
“Ahora me toca ir al Everest”, dijo entusiasmada Elena Quispe, de 22 años, quien era la más joven del grupo.
Magueño reveló que los propios turistas que conocieron en el Aconcagua les dijeron que ahora deberían viajar a la montaña en Nepal para seguir haciendo historia.
Dijeron que no tuvieron apoyo de autoridades para ir al Aconcagua, pero ahora con el reconocimiento que recibieron del Ministerio, esperan que se pueda abrir ua fuente de colaboración.
Ana Lía, más cauta, indicó que para ir al Everest necesitan mucha más preparación, además de financiamiento, porque sólo ingresar a la montaña cuesta 60 mil dólares. Sugirió que primero la cholitas vayan a países vecinos para conquistar sus montañas.
Recordó que la expedición al Aconcagua costó como tres mil dólares por persona. Un monto caro comparando con Bolivia, donde subir a las altas montañas cuesta entre 1.500 a 1.800 bolivianos.
El grupo que viajó a Argentina está conformado por Cecilia Llusco, Lidia Huayllas Estrada, Dora Magueño Machaca, Ana Lía Gonzales Magueño y Elena Quispe Tincuta.
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