Social
A nivel social, económico y ambiental
Alertan sobre impactos del patrón de consumo de alimentos


Martes, 26 Marzo, 2019 - 19:51

El patrón actual de consumo de alimentos en Bolivia no sólo está socavando la salud de la población, también está afectando al medio ambiente y está desestructurando el sistema agro alimentario del país, ocasionando daños a largo plazo y a un alto costo. Esa fue la reflexión de los panelistas invitados al programa “Verdades Ocultas: La Hora De La Naturaleza”, que cada viernes se difunde por Radio ERBOL, bajo el auspicio de la Fundación Jubileo, la Fundación Solón y EcoTambo.

En los últimos años, el modelo de desarrollo adoptado en el país ha alterado las formas de producción y consumo tradicionales.  La alimentación en Bolivia se está homogenizando, “hay pollo por todas partes y en todas las formas, es comida barata y está al alcance de todos”, dijo María Julia Jiménez, representante de SlowFood Bolivia, al hablar de los cambios que se están consolidando en el país, producto de la globalización y la imposición de un modelo de agricultura centrado en la rentabilidad.

Estos efectos trascienden a los centros urbanos, llegando a las ciudades intermedias y al campo, “basta salir a la calle o ver la plaza de una ciudad intermedia para constatar esta realidad”, agregó Jiménez-

Wilfredo Plata, panelista invitado de la Fundación Tierra, refiriéndose a una investigación realizada en las ciudades de El Alto y Santa Cruz, señaló que seis de cada 10 mujeres en cada una de las ciudades estudiadas, tienen sobrepeso y obesidad, ello debido al patrón de consumo de alimentos en el que figuran de manera prioritaria las grasas (frituras) y los carbohidratos de baja calidad. Este giro en la alimentación está impactando en la salud de la población, afectando en mayor grado a los sectores más vulnerables Estamos superando la desnutrición para pasar a la malnutrición, acotó Fabrizio Uscamayta, de EcoTambo.   

Se confirma que existe un incremento de enfermedades en el país como: hipertensión arterial, malfuncionamiento renal, insuficiencia cardiaca, diabetes 1 y 2, producto de estas nuevas formas de consumo alimentario, según datos de la Fundación Tierra. 

Otras investigaciones presentadas en el programa muestran consumos anuales de alimentos per cápita que refuerzan los datos expuestos. Por año, una persona consume en el país: 102 kilos de papa; 57 kilos de arroz; 38 kilos de azúcar y 11 litros de aceite. Es decir, que una familia de cinco personas llega a ingerir cuatro quintales de azúcar en un año y utiliza 11 bidones de aceite de cinco litros en sus comidas y apenas 16 kilogramos de hortalizas por persona. 

El consumo de carne de res y pollo también se ha incrementado sustancialmente, lo que lleva a concluir que el plato boliviano hoy es carbohidratos malos, en mayor porcentaje, y un poco más de proteína, decía uno de los panelistas. 

Datos de la Fundación Jubileo se indicó que la importación anual de alimentos en el país llega a los 675 millones de dólares americanos el último año, se trata sobre todo de productos procesados, que se han instalado en el gusto y en el bolsillo de gran parte de la población, en desmedro de la producción de alimentos diversificada, local y ecológica. El saldo será costoso y en perjuicio de la misma gente, al final, el precio a pagar será tres veces mayor por los daños y el impacto social negativo en la salud, medioambiente, en lo económico y también político, advertían los panelistas. 

La cadena agro alimentaria industrial consume el 75% de los recursos (agua, fertilizantes, suelos, entre otros) para alimentar directamente al 30% de la población, el resto va al consumo animal, que también será alimento de la población. En cambio, la agricultura familiar alimenta al 70% de la población y es más eficiente en el uso de recursos. Si bien existe un marco legal que podría generar ciertas condiciones para promover la agricultura familiar, la realidad devela que no existe una voluntad política real, apenas el 5% de las leyes a favor de la agricultura familiar han sido reglamentadas y los productores sucumben a la agresión de un modelo agroindustrial devastador que cuenta con el respaldo del Estado, según se mencionó en el programa. 

A pesar de ello, están surgiendo iniciativas de resistencia que buscan fortalecer y revalorizar la agricultura familiar, esfuerzos que conectan al productor con el consumidor, bajo el concepto del precio justo y la cadena corta, retomando el criterio de la diversificación de productos ecológicos, locales y de temporada. En este marco, el consumidor juega un rol relevante, se convierte en co-responsable de este proceso de soberanía alimentaria. 

En el programa se destacó que la enfermedad ha motivado a muchas personas a hacer un giro en sus formas de alimentarse. Vemos hoy jóvenes adheridos a una alimentación vegetariana o vegana, otros que han hecho cambios para cuidar lo físico y los que han tomado conciencia de la relación de la alimentación con el cuidado de la vida. Consumidores responsables y conscientes en alianza con productores responsables y también conscientes pueden convertirse en agentes de cambio del patrón alimentario actual que está incubando serios y preocupantes problemas.