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Las mujeres enfrentan un sistema económico en desventaja solamente por su género.
Reciben menos salario que los varones, tienen trabajos inestables e incluso existe normativa machista que les pone trabas para acceder a créditos bancarios. Así varias instituciones describieron las desigualdades que deben enfrentar las mujeres en Bolivia para desarrollarse económicamente.
La representación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Bolivia destacó que la participación laboral de la mujer boliviana es la más alta de la región, 62% frente al 51% que se registra en América Latina y el Caribe, sin embargo, sigue siendo menor que la de los hombres.
El organismo internacional indicó que existe un alto nivel de vulnerabilidad e informalidad en el trabajo que obtienen las mujeres y que incluso, según el INE, la brecha salarial entre hombres y mujeres se incrementó de 60 a 410 bolivianos.
“Estas desigualdades económicas -alertó la ONU- están directamente vinculadas con el trabajo doméstico no remunerado y el trabajo de cuidado de la población infantil, personas adultas mayores y personas con discapacidad. Estas tareas recaen fundamentalmente en las mujeres y niñas, sobre todo en las más pobres, sumiéndolas en un círculo vicioso de informalidad y precariedad laboral” |
En la misma línea, el Observatorio Boliviano de Empleo y Seguridad Social (OBESS) señaló que aún persisten desigualdades que la mujer debe enfrentar en el ámbito laboral.
El OBESS sostuvo que en las principales ciudades del país las mujeres conforman el 46% de la población ocupada (47% entre la asalariada y el 53% entre la independiente), no sóbate, “nada les asegura que, en medio de la desigualdad distributiva y social existentes, puedan mejorar sus condiciones de vida y, en muchos casos, salir de la pobreza”.
Según este observatorio, las mujeres asalariadas trabajan en un grupo reducido de ocupaciones como salud, educación, limpieza, trabajo doméstico, comercio por menor y manifactura, por lo que “sus trayectorias laborales están marcadas por la realización de trabajos inestables y mal remunerados, en tareas repetitivas y sin enriquecimiento o desarrollo profesional”.
PDF. Boletín informativo del OBESS sobre las mujeres y el trabajo
Para el OBESS, la inserción de las mujeres al sector asalariado “no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los hombres, lo que dificulta su acceso, pero también su permanencia en el empleo. Esta desventaja se traduce en una persistente desigualdad salarial que atraviesa a todas las posiciones ocupacionales”
La desventaja de para las mujeres también se manifiestan en el sector financiero. La gerente de Pro Mujer, Patricia Claure, advirtió que por norma a las mujeres casadas se les exige la firma de su esposo para conseguir un crédito bancario.
Foto: Patricia Claure de Pro Mujer |
Claure indicó que esta “normativa machista” no toma en cuenta que una mujer puede tener el estado civil de casada en su carnet de identidad, pero en la realidad puede ser una víctima de abandono de su esposo o incluso violencia.
La gerente de Pro Mujer advirtió que también a los varones se les exige la firma de su cónyuge, pero se debería tomar en cuenta que la mujer es más vulnerable y debería dársele la oportunidad de acceder a un crédito y desarrollarse económicamente por sí sola.
Para superar estas desventajas que enfrentan las mujeres, la ONU planteó que de manera urgente se debe trabajar para lograr el empoderamiento económico de las mujeres.
En este sentido, el organismo mundial propuso promover políticas macroeconómicas con perspectiva de género destinadas a estimular la actividad económica, proteger y ampliar el empleo productivo y reconocer el aporte económico que las mujeres realizan a través del trabajo de cuidado no remunerado.
Además, planteó promover el empoderamiento económico y el acceso a empleos de calidad para las mujeres más vulnerables, madres solteras del área rural, indígenas, víctimas de violencia y trata, privadas de libertad entre otras.
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