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A sus 86 años, Julio Arias Ramos uno de los luchadores por la autonomía municipal de la ciudad de El Alto pasa los peores momentos de su vida y en completo abandono familiar. Hoy se presentó ante los medios de prensa alteños para solicitar que alguna persona lo ayude a ingresar a un hogar de ancianos.
Don Julio sufre artritis reumatoidea que le impide caminar normalmente. Hace poco el Concejo Municipal alteño, a través de la Unidad del Adulto Mayor de la Alcaldía, le dotó de una silla de ruedas para que pueda movilizarse.
Vive precariamente en una pequeña habitación alquilada. La renta dignidad de Bs 250 que recibe cada mes le permite cubrir el costo del alquiler. A pesar de su avanzada edad, sale a las calles a vender objetos de poco valor en la zona de Villa Dolores para costear su alimentación diaria.
“Yo como una sopa de 4 bolivianos, esa es la realidad de mi vida, pero hace 32 años yo tenía fuerza para luchar y hemos conseguido la autonomía, la libertad económica, política y administrativa de El Alto y como buen alteño he sido condecorado”, declaró a los medios al recordar que fue miembro activo de FURIA, una agrupación vecinal activista de la época.
Don Julio se casó en dos oportunidades. En el primer matrimonio tuvo cuatro hijos y en el segundo la misma cantidad. Sin embargo, ninguno de los hijos quiere asumir responsabilidad. Con tristeza recuerda el esporádico apoyo de hija Rocío que “le manda algunas cositas”.
Dice tener un hijo radicado en Argentina, otro en Cochabamba y menciona a su hijo Coco, a su hija Sorca, Mónica, y con tristeza recuerda la muerte de su hija el año pasado, a causa de un derrame cerebral. Similar sentimiento de abandono se expresa de sus amigos de lucha de la época.
La trabajadora social de la Unidad del Adulto Mayor de la comuna, Braulia López se hizo cargo desde la pasada gestión del cuidado y gestionó algún apoyo en alimentación. En la fase de conciliación, logró tomar contacto con los hijos pero nadie se animó a asumir tutela.
La funcionaria informó que cada uno argumenta que el padre no los hizo estudiar y expone distintos motivos que no ameritaba cobijarlo. La Unidad gestionó el ingreso al Hogar de Ancianos que dirige el padre Sebastián Obermayer pero encontró que no existen plazas disponibles.
Anunció que una vez que logren la internación del anciano, a través del servicio legal activará un proceso legal de asistencia familiar contra todos los hijos, sin conciliación previa porque considera que esta fase ya concluyó.
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