El error de Chile fue aprovechado por Bolivia
Carlos Mesa plantea que La Paz no debe tomar aún la decisión de desahuciar el tratado limítrofe de 1904 y apuesta a reanudar el diálogo con quien suceda a Sebastián Piñera, informa La Tercera de Chile.
Es autor de algunas frases duras hacia Chile, como que “hay paz, pero no amistad”, aludiendo al Tratado de Paz y Amistad que define los límites con Bolivia. Y fue el protagonista de uno de los duelos verbales más recordados entre mandatarios de ambos países, cuando en 2004 -en el plenario de la Cumbre de las Américas en Monterrey- emplazó al entonces Presidente chileno, Ricardo Lagos, a iniciar una conversación para una salida al mar con soberanía. “Si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”, fue la respuesta de Lagos, marcando uno de los episodios más tensos en la relación bilateral.
Ahora, como ex mandatario, Carlos Mesa Gisbert -historiador y ganador en diciembre pasado del Premio Nacional de Periodismo en Bolivia- es uno de los referentes de la oposición al gobierno de Evo Morales. En junio de 2005, las protestas lideradas por Morales, entonces líder cocalero, empujaron la salida de Mesa de la presidencia boliviana. Antes, en 2003, otra oleada de protestas -esa vez por el futuro del gas natural boliviano- lo había llevado de la vicepresidencia paceña a reemplazar al renunciado mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada.
Siguiendo en detalle la tensión que se instaló hace semanas entre el gobierno de Morales y la administración de Sebastián Piñera, a propósito de la prolongada detención en Iquique de tres conscriptos del Ejército paceño, Mesa hace un análisis crítico del estado de la relación bilateral. Aunque es duro en criticar “errores” de La Moneda, también apunta a que el asunto fue aprovechado por Evo Morales.
Usted vivió uno de los momentos más tensos de la relación bilateral, al enfrentarse con Lagos en una cumbre en Monterrey. ¿Qué le pareció el incidente con los conscriptos?
Si yo miro lo que pasó con el ex Presidente Lagos, eso era una cosa chiquita. Si usted revisa el texto de las declaraciones, (éstas) se mantuvieron en el ámbito estrictamente argumental, conceptual. En ningún caso utilizamos adjetivos, a pesar de que la reacción de Lagos fue emocionalmente fuerte, en términos de su expresión física, cuando me planteó las declaraciones diplomáticas... Los términos no tienen relación alguna, y déjeme decirle que esto no es producto de algo automático. Desde que tuvimos el conflicto con Lagos hasta hoy, lo que hemos vivido con los presidentes de América Latina hasta ahora es increíble en términos de adjetivos y de las cosas más duras que se hayan dicho, no solamente de los presidentes de Chile y Bolivia.
¿A qué atribuye que el ingreso ilegal de tres soldados bolivianos haya terminado en un fuerte impasse diplomático?
El camino que ha seguido la Cancillería chilena de llevar a la justicia ordinaria a los soldados bolivianos es absolutamente improcedente. La figura jurídica que le han dado es de “ciudadanos armados entran ilegalmente a territorio chileno y son juzgados”. Eso no tiene sentido, dado que son militares cumpliendo una tarea de lucha contra el contrabando, que representan formal y oficialmente a las FF.AA. de Bolivia y, en consecuencia, al Estado boliviano. Entonces, creo que no hay mucho donde discutir ni interpretar el grave error que se ha cometido, a lo sumo del Ministerio de Relaciones Exteriores y el de Defensa de Chile. Además, se colocó como escudo de todo el tema el propio Presidente Piñera, lo cual también me parece que pudo haberse evitado y manejarse a nivel de ministerios.
¿Cree que hubo interés de Bolivia por dilatar el regreso de los reclutas?
Creo que hubo un interés estratégico expreso del gobierno de Bolivia, que se tradujo en la estrategia de la defensa de los soldados bolivianos, respecto a no reconocer que ellos hayan cometido delito alguno.
¿Pudo cooperar más Bolivia por la vía diplomática?
Aquí hay un punto que no me queda más remedio que plantear: ¿Usted sabe que se han producido incidentes bilaterales antes? Y en todos los casos se han resuelto en un día, dos, cinco o 10 días con la decisión de los ministerios, a nivel de gobierno, de devolver a los militares que hayan cruzado la frontera, sean del país que sean. Con la figura de la expulsión se establecía rápidamente una solución.
¿Era viable esa solución?
Esta es la primera vez, por lo menos en los últimos años, que se toma este tipo de decisión. Es la primera vez que un gobierno de los tres países (incluido Perú) toma la decisión de llevar a la justicia a soldados que han pasado la frontera, inadvertidamente, cumpliendo su tarea. Por lo tanto, en esta partida es un error tan grave que Bolivia actuó como debía actuar (...). El problema está en que no hay ningún sentido de proporción en la decisión. Este es el punto que no le dio a Bolivia otra opción que endurecer su posición.
¿Cuán perjudicial fue el episodio para las relaciones bilaterales?
Desde el punto de vista de la forma, no coincido con el estilo, no creo que deba hacerse así. El adjetivar, el colocar la personalización en un tema bilateral no es la opción. El gobierno de Bolivia tiene la tendencia a utilizar un tipo de lenguaje que yo no comparto. Pero en el fondo creo que actúa correctamente, tanto en la presentación marítima como en el tema de los soldados. Coincido en un 95% con el gobierno. Ahora, no coincido en la forma, que está generando una tensión (...). Hay cosas que tampoco ocurrían normalmente en el gobierno de Chile, que ha utilizado un lenguaje similar. Hemos entrado en un escenario de adjetivización que es penoso, porque no le hace bien a una relación. Estoy al lado de los argumentos de Bolivia, en eso quiero ser muy claro.
¿La decisión política de Bolivia no tendía a prolongar el conflicto y generar más incidentes? Tal como usted plantea, se pudo buscar una solución más rápida.
Si estoy jugando con usted un partido de fútbol y me coloca la pelota en el centro del área chica para que la patee, ¿por qué razón no lo iba a hacer? Debo volver a insistir en que el gobierno de Chile le colocó a Bolivia la pelota en el área chica para que patee y Bolivia, obviamente, aprovechó la oportunidad y pateó (...). Yo entiendo perfectamente el razonamiento que hace Chile sobre el tema, pero aquí hay un punto de origen, y el punto de origen es un grave error diplomático.
Algunos analistas han señalado que el conflicto por los conscriptos les ha dado réditos internos a Chile y Bolivia, y que por este motivo los problemas tienden a crecer y no a aplacarse.
Esa es una lectura política. Esa lectura es que todo tema tiene una consecuencia política y un costo, no voy a decir legítimos, pero sí comprensibles. Podría yo estar o no de acuerdo, pero sería sorprendente ver que un gobierno no utilice políticamente esa oportunidad, cualquiera que ésta sea. Esa es la esencia de la política. A veces los analistas plantean el mundo ideal con conceptos filosóficos y Aristóteles, y no vivimos en el mundo de las ideas solamente. En el mundo de la realidad, cuando un gobierno comete un error político grave, el otro aprovecha y eso es exactamente lo que estamos viviendo, y por qué sorprenderse por eso. Yo no lo comparto y no creo que eso pueda plantearnos una respuesta a largo plazo a lo que estamos buscando. En este caso hubo un error político de tamaño importante y ese error político de Chile fue aprovechado por el gobierno boliviano.
Morales y Piñera entraron hace un tiempo en una espiral de críticas. ¿Es posible que se normalicen las relaciones en el mandato del Presidente chileno?
Lo veo difícil, las cosas han pasado a nivel personal. Recordará usted que el presidente de Colombia y el Presidente Hugo Chávez llegaron a un punto donde no había retorno atrás, y hasta que no terminó el gobierno de Álvaro Uribe no se pudieron recomponer las relaciones. E, increíblemente, las relaciones se recompusieron más rápido que volando con la presidencia de José Manuel Santos, que aparentaba ser más duro que Uribe. Eso demuestra que es poco probable que tengamos una mejora en el gobierno de Piñera y que de pronto tenemos una recuperación de relación en el futuro. Aquí estamos partiendo de una hipótesis y, en general, los analistas dicen que el gobierno de Morales se va a enfrentar a Bachelet, lo cual yo no doy por obvio. Primero, creo que en Bolivia debemos cumplir la ley y que el Presidente Morales no debe repetirse (...). En todo caso, en esta gestión de gobierno no veo muy probable que lleguemos a un acercamiento, y ambos países tenemos que llegar a las futuras elecciones presidenciales para volver a recomponer las relaciones.
¿Bolivia debe esperar el comportamiento del próximo gobierno chileno para restablecer la vía del diálogo?
Sí. Creo que es lo prudente para Bolivia en todos los caminos. Es lógico que el Presidente Morales va a insistir en el tema multilateral y es parte de una estrategia. Yo creo que es muy importante que Bolivia trabaje el tema con Perú, es un asunto fundamental. Bolivia no puede dar por hecho ni mucho menos que Perú va a respaldar la opción boliviana, y todos sabemos que ese paso es indispensable, porque no hay una solución geográfica para Bolivia sin Perú. Segundo, Bolivia ha planteado que desea llevar a Chile a una corte internacional. Eso tenemos que discutirlo, pero no sería prudente hablarlo ahora. Creo que es una posibilidad que el Presidente Morales ha planteado con claridad, pero creo que hay que esperar que el gobierno de Piñera termine.
En diciembre vence el plazo que se autoimpuso Bolivia para denunciar el tratado limítrofe de 1904. ¿Considera un error establecer plazos en esta materia?
Sí. Diría que no es lo ideal, porque el propio país se pone un plazo de vida o muerte (...). En términos prácticos, creo que Bolivia se ha puesto a sí misma una limitación que a final de cuentas la coloca en una situación muy complicada.
¿Cree que los conflictos bilaterales pueden mermar aún más un apoyo ciudadano para el acceso boliviano al mar?
Probablemente. Dependiendo de cómo maneja el gobierno de Chile la imagen de su interlocutor y dependiendo de cómo manejan los medios de comunicación la imagen del gobierno de Bolivia, puede ocurrir que la posición de la opinión pública chilena no sea la mejor en relación con Bolivia. Pero vuelvo a recordarle que éstos son temas circunstanciales. Quiero recordarle que el gobierno de Morales tiene dos de las imágenes más contradictorias que hemos vivido en la relación bilateral. Cuando fue colega de Bachelet, estaba mejor valorado en Chile que en décadas, no había presidente que tuviera más simpatía que Morales. El mismo Morales, en el gobierno de Piñera, probablemente tenga una valoración muy negativa. Para que usted se dé cuenta de cuán fluctuantes y cuán volátiles pueden ser las relaciones bilaterales. Todo depende del giro de posición. Yo estoy convencido, y cada vez que lo digo como ciudadano, ya no como ex presidente, es que esto no puede ser real: no puede ser posible que en 2013 dos naciones como Chile y Bolivia sigamos en esta locura.
¿Qué espera para el discurso de Morales del próximo 23 de marzo, cuando se cumple el Día del Mar en Bolivia?
Si no hay un giro de 180 grados, supongo que no va a ser tranquilo...
¿Cómo abrir los puentes?
La pregunta es: ¿Cuál es el paso siguiente si seguimos subiendo la temperatura? Creo que ya no se puede ir más lejos. Mi impresión es que hemos llegado al punto máximo que podemos llegar.