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La descripción que hace la OTAN de lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania se asemeja cada vez más a una situación de guerra. “Rusia ha disparado contra Ucrania tanto desde territorio ruso como dentro de Ucrania. Además, mantiene miles de soldados preparados para el combate cerca de su frontera con Ucrania. Esto es una violación descarada de la soberanía y de la integridad territorial de Ucrania”, ha declarado este viernes el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, tras una reunión de urgencia con los representantes de Kiev a raíz de la entrada de tropas rusas en el este del país.
Un día después de que un general de la organización confirmara el avance de más de 1.000 soldados rusos en su país vecino, que Moscú niega, el líder de la OTAN quiso rebatir las “vacías negativas” del Kremlin: no solo es que las tropas rusas hayan “cruzado ilegalmente la frontera”, sino que ese paso forma parte de un “modelo peligroso a lo largo de muchos meses para desestabilizar a Ucrania como nación soberana”. Rasmussen condenó esas acciones y urgió a Rusia a dar un paso atrás, una amenaza que hasta ahora no ha funcionado.
La reunión de la comisión bilateral OTAN-Ucrania se produjo prácticamente al mismo tiempo que el primer ministro ucranio, Arseni Yatseniuk, anunciaba que en breve presentará un proyecto de ley para terminar con la condición de país no alineado que tiene Kiev y pedir el ingreso en la OTAN. Preguntado por esa posibilidad, Rasmussen se mostró más abierto que en ocasiones anteriores, al recordar “la decisión tomada [por los aliados] en 2008, según la cual Ucrania se convertirá en un miembro de la OTAN siempre que lo desee y cumpla los criterios necesarios”.
Pese a ese paso adelante verbal, los Estados miembros de la organización no tienen en mente dar entrada a Ucrania, una maniobra arriesgada por el impacto que provocaría en Rusia y el poder desestabilizador que tendría en el conflicto entre Moscú y Kiev. En la OTAN se considera poco probable abundar en esa idea en el futuro próximo.
Ajeno al llamamiento de los aliados, el presidente ruso, Vladímir Putin, apeló el viernes a los separatistas que combaten en el este de Ucrania para que permitan salir por corredores humanitarios a las tropas de Kiev que se hallan cercadas y evitar así muertes inútiles. Pero horas más tarde, en un encuentro con jóvenes, afirmó que el mando ucranio había decidido no aprovechar esa oportunidad, sino tratar de que sus militares salgan del cerco combatiendo. Para el presidente ruso, se trata de un “error colosal” que costará “muchas víctimas mortales”. Putin dijo que ucranios y rusos “son prácticamente la misma gente” y comparó los ataques de las fuerzas ucranias contra los rebeldes con el asedio nazi de ciudades soviéticas. “Por triste que sea, esto me recuerda incluso a la Segunda Guerra Mundial, cuando los ocupantes fascistas alemanes rodearon nuestras ciudades y dispararon contra esas poblaciones y sus habitantes”, declaró en la visita a un campamento juvenil.
El llamamiento que Putin había hecho a los rebeldes —divulgado después de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, convocado a petición de Ucrania— terminaba instando a Kiev a “detener inmediatamente las acciones militares” y a “sentarse en la mesa de negociaciones” con los separatistas. El conflicto, según los últimos datos de la ONU, ha dejado ya 2.593 muertos documentados —lo que significa, como explican los expertos, que la cifra real es mayor— y cerca de 6.000 heridos. (EL PAÍS)
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