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Fuente: Clarín
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó que Brasil al menos no es gobernado por "una banda" de borrachos, al ser interrogado sobre las declaraciones en las que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que el país era gobernado por "una banda de locos".
"Por lo menos no es una banda de cachaceiros (que se emborrachan con cachaza)", afirmó el líder de la ultraderecha brasileña al ser interrogado por periodistas sobre las declaraciones que el dirigente socialista hizo el viernes en la primera entrevista que concedió a la prensa desde que fue encarcelado en abril del año pasado para purgar una condena por corrupción y lavado de dinero.
El actual mandatario, capitán retirado del Ejército, comentó en tono irónico que pensaba que el consumo de bebidas alcohólicas era prohibido en las cárceles brasileñas, en una referencia al supuesto gusto de Lula por la cachaza (un tipo de aguardiente tradicional en Brasil). Por esa acusación el líder del Partido de los Trabajadores llegó a amenazar con expulsar a un periodista extranjero de Brasil durante su gobierno.
"En primer lugar creo que Lula no tendría por qué estar dando entrevistas. Fue un error que la Justicia le concediera el derecho a dar entrevistas. Un presidiario tiene que cumplir su pena", afirmó Bolsonaro sobre la decisión de la Corte Suprema que autorizó a los diarios Folha de Sao Paulo y El País, de España, a entrevistar al expresidente en la cárcel en que está recluido en Curitiba, condenado por un caso de corrupción.
El jefe de Estado agregó que en la entrevista Lula dijo "bobadas" sobre su gobierno y lo retó a comparar las dos administraciones.
"¿Quiénes eran los miembros de su equipo? Gran parte está procesada. Sus ministros están presos o respondiendo a procesos. Podemos comparar nuestros ministros con los de ellos ya sea por su calificación, su profesionalismo, su patriotismo o sus ganas de hacer las cosas correctamente", dijo Bolsonaro.
Lula, presidente desde 2003 hasta 2010, fue uno de los líderes más populares de Brasil, pero su imagen quedó empañada tras verse implicado en varias investigaciones por corrupción. La sentencia que cumple ahora -que esta semana fue rebajada de 12 años a 8 años y 10 meses- se refiere a un departamento de lujo que supuestamente recibió como soborno de la constructora OAS por haberla favorecido con contratos en la petrolera estatal Petrobras.
En su entrevista del viernes, Lula criticó al gobierno de Bolsonaro y le aconsejó construir un partido sólido si quiere perdurar en el poder.
"Vamos a hacer una autocrítica general a este país. Lo que no puede ser es que sea gobernado por esa banda de chiflados. El país no lo merece y, sobre todo, el pueblo no lo merece", afirmó.
El expresidente también aprovechó su primera entrevista en la cárcel para insistir en su inocencia, manifestar que está con su conciencia tranquila y garantizar que prefiere seguir en la cárcel a perder su dignidad.
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