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El empresario Mario Abdo Benítez fue elegido como el próximo presidente de Paraguay. Con el 97.84% de las mesas escrutadas, el candidato del Partido Colorado se impuso por menos de cuatro puntos al liberal Efraín Alegre, que fue en alianza con una coalición de izquierda.
Ado Benítez obtenía 46.47 por ciento de los votos contra 42.72 por ciento de Alegre, de acuerdo con el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).
Tras una campaña dominada por el malestar del electorado hacia la dirigencia política, Abdo Benítez, hijo de un hombre fuerte de la dictadura de Alfredo Stroessner, llegó al día clave con un cómodo dominio en las encuestas, y los resultados de boca de urna comenzaron a confirmar que el Partido Colorado se mantendría en el poder.
“Siempre hemos hablado sobre propuestas específicas, porque conocemos el Paraguay, conozco este país, a su gente, los desafío, las necesidades de nuestro pueblo", declaró "Marito" tras emitir su voto en Asunción, saliendo al cruce de las bajas expectativas de cambio entre la población.
Abdo Benítez, de 46 años, promete mantener el rumbo económico de apertura a la inversión, con facilidades impositivas, para estimular el pujante sector agroexportador que catapultó al país al cuarto lugar mundial en la exportación de soja.
Como en Paraguay no hay segunda vuelta electoral, Abdo Benítez es automáticamente el sucesor del colorado Horacio Cartes.
Pese al dinámico ritmo de la economía, con un sostenido crecimiento de más de 4% anual durante una década y en base a las exportaciones del agro, el gobierno de Cartes mostró escasos resultados en la reducción de la pobreza, su bandera de campaña. El país también mantuvo su lugar de privilegio como una de las sociedades más desiguales del mundo.
"Vamos a entregar un país bien diferente al que recibimos, pero aclarando que falta mucho por hacer y, desde el lugar que nos toque, vamos a hacer", dijo Cartes esta mañana.
Pero eso no le quitó perspectivas de triunfo a Abdo Benítez, en otra demostración de fuerza del Partido Colorado, la estructura casi imbatible que sólo perdió las elecciones de 2008, cuando sus facciones se dividieron y le abrieron camino a la oposición del exobispo de izquierda Fernando Lugo.
Fuente:La Nación
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