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La verborrea de Donald Trump ha sido implacable con los saudíes. El republicano les acusó de ser la mano negra del 11-S y les recriminó que Estados Unidos hubiese malgastado "tremendas cantidades de dinero" en su defensa. A pesar de su charlatanería, Trump ha escogido Riad para iniciar este sábado su primera gira internacional. El negocio es, al fin y al cabo, el negocio. El magnate ha llegado a la cuna del islam más rigorista con un acuerdo de venta de armas bajo el brazo por valor de 110.000 millones de dólares negociado por su yerno Jared Kushner.
Y la corte del rey Salman, que ha olvidado velozmente las afrentas pasadas, le recibe con la alfombra roja y las banderas estadounidenses engalanando las calles de Riad. Además, hoy ha recibido la mayor distinción saudí por sus esfuerzos por la paz. La monarquía saudí -en boca de su belicista ministro de Defensa, el segundo en la línea sucesoria Mohamed bin Salman- celebra que Trump haya decidido "devolver América a la senda correcta" tras los profundos recelos que despertó el acercamiento de Barack Obama a su archienemigo iraní y la firma del acuerdo nuclear."Trump quiere demostrar que puede armar una política exterior distinta a la de Obama", señala a EL MUNDO Ganem Nuseibeh, profesor visitante del Kings College de Londres.
"Quiere decirle al mundo musulmán que no está en contra los musulmanes. Su lucha es contra los musulmanes extremistas y, a su juicio, en ese listado también figura Irán", agrega el analista. El primer hito de sus dos días de estancia en Riad es cerrar un acuerdo armamentístico con la casa de Saud -la estirpe que fundó Arabia Saudí en 1932- que Kushner perfiló a principios de mes en una reunión en la Casa Blanca. El contrato -por un importe de 110.000 millones de dólares, similar al de otras transacciones pactadas en tiempos de Obama- incluye aviones, barcos, bombas guiadas de alta precisión y un sistema de radar diseñado para derribar misiles balísticos, detalla el New York Times.
Kushner, uno de los principales asesores del presidente, llegó a telefonear directamente al máximo responsable de la empresa que manufactura el sistema de radar para arrancarle una rebaja del precio que eliminara las reticencias de los emisarios de Arabia Saudí, artífice de una brutal campaña de bombardeos en la vecina Yemen contra el grupo rebelde chií de los hutíes que ha destruido las infraestructuras del país y lo ha convertido en víctima de la hambruna y el cólera. Hace un año Obama suspendió el suministro de bombas de alta precisión ante los miles de víctimas civiles que había causado la intervención militar saudí en Yemen.
Ahora, la mediación personal de la familia Trump en este nuevo acuerdo -tanto su hija Ivanka como su marido Kushner viajan a Riad- es, según el rotativo, una muestra de la nueva cooperación en defensa que Trump busca con los países del golfo Pérsico y sus satélites como Egipto. "Esta administración tiene una visión que encaja en la visión del reino sobre el papel de EEUU en el mundo, la erradicación del terrorismo, la confrontación con Irán, la reconstrucción de las relaciones con aliados tradicionales y el comercio y las inversiones", esbozó el jueves el ministro de Exteriores saudí Adel al Jubeir.
Fuente: El Mundo
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