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Donald Trump revocará la reapertura de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba si gana la presidencia en las elecciones de noviembre. El candidato republicano defendió que sólo mantendría la política exterior actual si La Habana “cumple con nuestras demandas de libertad religiosa y política para todos los cubanos”.
“El próximo presidente puede cambiar esa política y eso es lo que voy a hacer salvo que el régimen de Castro esté a la altura de nuestras demandas”, aseguró Trump durante un discurso en Miami. El aspirante se encuentra en la ciudad de Florida donde reside una mayor población de inmigrantes de origen cubano y allí intenta consolidar sus opciones de vencer en el Estado, considerado clave para llegar a la Casa Blanca.
“Con cada una de nuestras políticas vamos a dar oportunidades, prosperidad y seguridad a todos los estadounidenses”, dijo el candidato republicano. “Y también vamos a apoyar al pueblo cubano en su lucha contra la opresión comunista. El pacto de Obama solo beneficia al régimen Castro”.
La promesa de Trump, sin embargo, contrasta con su postura en el pasado. En marzo de este año, se declaró dispuesto a abrir uno de sus hoteles en la isla durante una entrevista en CNN. “Yo lo haría, en el momento adecuado y cuando tengamos permiso para hacerlo. Ahora mismo, no podemos”, afirmó. Su sólido respaldo a la decisión de la Administración Obama fue que no hubiera alcanzado un pacto mejor con La Habana.
Y hace doce meses, antes de que comenzaran las primarias, el republicano se distanciaba de sus rivales al afirmar que “50 años es suficiente” y apoyar la política exterior de Obama. “Creo que está bien, está bien, pero deberíamos haber logrado mejor”, aseguró el 8 de septiembre de 2015. El resto del Partido Republicano, mientras, rechazaba en pleno la normalización de relaciones con Cuba y la reapertura de la Embajada de EE UU en La Habana.
Un año después, el empresario de Nueva York lucha por la presidencia contra Hillary Clinton y necesitará ganar en el Estado de Florida si quiere consolidar sus opciones de victoria. Allí, con la importancia del voto hispano y el hecho de que Trump carezca de una organización sólida con decenas de oficinas (Clinton tiene 57) y voluntarios que pidan el voto en su nombre, sus opciones podrían estar comprometidas.
Pero en Florida el grupo más numeroso de votantes son los mayores de 65 años, los mismos que acuden en mayor proporción a las urnas y los mismos entre los que Trump ha encontrado más adeptos hasta ahora. Este dato, junto con el hecho de que el número de votantes hispanos no se corresponde siempre con su nivel de participación en las elecciones, ha hecho que Florida vuelva a estar en juego: el republicano se acaba de situar entre uno y cuatro puntos por delante en los sondeos, según la media de Real Clear Politics.
Trump también podría beneficiarse del mismo grupo al que apelaba esta noche en Miami con su promesa de dar marcha atrás al restablecimiento del diálogo. Son los inmigrantes cubanos nacidos en la isla, mayores de 50 años y que, a diferencia de los más jóvenes y de nacionalidad estadounidense, se han mostrado decepcionados con el liderazgo del Partido Republicano.
El magnate ya demostró la pasada primavera, con una victoria aplastante en las primarias del Estado que forzaron el abandono del senador Marco Rubio, que no iba a dar Florida por perdido. Este viernes, además de plantear su política sobre Cuba, también dedicó unas palabras a Venezuela, prometiendo apoyar “a todos los pueblos oprimidos del hemisferio”. Trump habló de un país “arruinado por socialistas” pero “bello, vibrante, rico y lleno de gente increíble y trabajadora”.
Texto: El País
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