- 806 lecturas
"Crimea vuelve a casa", así interpretan los habitantes de esa península y los rusos los resultados del referéndum celebrado el domingo. Y pocas dudas quedan de que Moscú acogerá a Crimea con los brazos abiertos. El presidente Vladímir Putin lo dijo claramente en la conversación telefónica que mantuvo con su colega estadounidense Barack Obama la noche del domingo, ya finalizada la consulta popular: el referéndum ha sido legítimo y Rusia respetará la voluntad de la población de Crimea. El mandatario ha dado este lunes un primer paso al firmar un decreto con el que Moscú reconoce a Crimea como Estado independiente. El acto, publicado en la pagina web del Kremlin, entró en vigor de forma inmediata y sostiene reconocer la independencia sobre la base de "la voluntad expresada por el pueblo de Crimea".
Anteriormente, un alto cargo del Parlamento había asegurado que no darán largas a la aceptación de la península como nueva república de la Federación Rusa. También hoy, el Parlamento de Crimea aprobó una resolución por la que se declaró independiente de Ucrania y pidió oficialmente la anexión de la península a Rusia tras el "sí" en el referéndum del domingo. El Parlamento de Crimea anunció además que las unidades militares ucranias serán disueltas y que adoptan oficialmente el rublo ruso como moneda. La grivna ucrania será aceptada hasta 2016.
Serguéi Nevérov, vicepresidente de la Cámara de Diputados y secretario general del partido gubernamental Rusia Unida, aseguró este lunes que la Duma Estatal (Parlamento) aprobará rápidamente las resoluciones y leyes necesarias para que Crimea pueda ser aceptada como miembro de la Federación Rusa. Se espera para esta tarde la llegada de una delegación de la Asamblea de Crimea, que traerá a Moscú la petición oficial de la península para convertirse en la vigésimo segunda república de Rusia. El presidente de la cámara baja, Serguéi Naryshkin, informó a su vez que Putin intervendrá el martes a las tres de la tarde (las 12 en España peninsular) para explicar su posición ante la petición de Crimea de reunificarse con Rusia.
Putin tuvo además este domingo sendas conversaciones con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáyev, a quienes había expresado las mismas ideas. El líder ruso le transmitió también a Obama su preocupación por la "incapacidad y la falta de voluntad" de las autoridades de Kiev de frenar a los "grupos ultranacionalistas que desestabilizan la situación y aterrorizan a la población" rusohablante en el país vecino.
En este contexto, ambos líderes discutieron asimismo la posibiliad de enviar una misión de la OSCE a Ucrania con el fin de evitar que la situación se desborde, misión que, en opinión de Putin, debería tener presencia en todas las regiones del país vecino. A Putin lo que le preocupa en realidad es la situación en las provincias del este y sureste de Ucrania, con una gran población rusohanblente y donde, en algunas, ya ha habido enfrentamientos entre los prorrusos y los que apoyan al nuevo gobierno kievita, que Moscú no reconoce y considera ilegítimo.
Obama advirtió a Putin que no reconocerá los resultados del referéndum de Crimea y los rusos están conscientes de que Occidente impondrá sanciones. Pero están dispuestos a pagar el precio que sea necesario a cambio de recuperar Crimea, península que tiene una vital importancia estratégica para Moscú, ya que allí se encuentra la principal base de su Flota del mar Negro. Y aunque Occidente presione para que el Kremlin dé marcha atrás, Putin difícilmente lo hará, primero porque los rusos no lo entenderían —su popularidad ha batido el récord de su segundo mandato: más del 71% de apoyo— y porque, como han explicado los politólogos, tanto el presidente como la mayoría de la población consideran que la reunificación con Crimea es la reparación de una "injusticia histórica".
Mientras en Crimea, el presidente del Parlamento, Vladímir Konstantínov, indicó que las unidades militares ucranias en el territorio de Crimea serán disueltas, pero los militares podrán quedarse a vivir en la península si así lo desean. "Todo lo que se encuentra aquí, en el territorio, desde luego, lo nacionalizaremos. Las unidades militares serán disueltas, y los que quieran pueden quedarse a vivir aquí, por favor", afirmó Konstantinov, quien agregó que "será un proceso de reorganización normal".
También dio la bienvenida a aquellos militares que quieran jurar lealtad a la nueva formación autoproclamada. Señaló que los militares ucranianos que quieran quedarse en la península "tendrán la oportunidad de encontrarse en un Ejército normal, serio, obtener un buen salario, digno y servir a nuestra Patria".
Propuesta rusa
El Ministerio de Exteriores de Rusia ha sacado este lunes una declaración en la que propone crear un "grupo de apoyo" para Ucrania, integrado por países que tengan el visto bueno "de todas las fuerzas políticas" del país. Se trata, en realidad, de una contrapropuesta a la de crear un grupo de contacto que propugnaban los países occidentales, pero que, según el Kremlin, consideran que "esa estructura debe facilitar el diálogo entre Moscú y Kiev" en circunstancias de que Rusia considera que "la actual situación" no ha sido creada por ella sino que "es el resultado de una profunda crisis del Estado ucranio, que ha conducido a la polarización de la sociedad y a la brusca agudización del antagonismo entre diversas partes del país". Naturalmente, se refiere al este de Ucrania, donde hay una gran población rusohablante, y el oeste.
Según el citado documento, el grupo deberá guiarse por los principios de "respeto a los intereses del pueblo multiétnico de Ucrania", "el apoyo a las aspiraciones de todos los ucranios y regiones del país de vivir en paz de acuerdo con sus tradiciones y de utilizar libremente su lengua materna", de no permitir "el resurgimento de la ideología neonazi" (Moscú considera que varios grupos influyentes cercanos al actual poder en Kiev son neonazis) y "el reconocimiento de la gran importancia de la paz civil y la armonía en Ucrania" para impulsar unas "relaciones constructivas en la región euroatlántica basadas en la igualdad de derechos y el respeto de los intereses de todos los Estados" de dicha zona.
Sin embargo, se puede pronosticar sin temor a equivocarse que la iniciativa rusa no encontrará apoyo en Occidente y será rechazada categóricamente por Kiev. El problema es que para lograr los fines anteriormente detallados Moscú propone "cumplir inmediatamente los compromisos" del acuerdo del 21 de febrero pasado, que el entonces todavía no depuesto presidente Víctor Yanukóvich firmó con la oposición. Rusia cita particularmente el compromiso a requisar las armas, desalojar los edificios tomados ilegalmente, investigar objetivamente la violencia desatada entre diciembre de 2013 y febrero de 2014.
Como segundo punto, Moscú propone convocar una asamblea constitucional en el que todas las provincias ucranias tengan igual número de representantes para redactar una "nueva Constitución federativa". Pero las actuales autoridades de Kiev nunca han ocultado que están categóricamente en contra de que su país se convierta en una federación.
Para Rusia, en la nueva ley fundamental debe establecerse, entre otras cosas, el derecho de las regiones a elegir sus poderes ejecutivos (hoy los gobernadores son nombrados directamente por Kiev) y legislativo; el ruso debe ser idioma cooficial junto con el ucranio. Además, debe reconocerse el derecho Crimea a decidir su destino de acuerdo a los resultados del referéndum del domingo. (EL PAÍS)
- 806 lecturas