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Rusia pondrá en funcionamiento este año en su arsenal nuclear más de 40 nuevos misiles intercontinentales capaces de superar los sistemas de defensa antimisiles más sofisticados, según dijo ayer el presidente ruso, Vladímir Putin, en la exhibición de una muestra de técnica y equipo militar.
En Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificó las afirmaciones del presidente ruso de “ruido de sables”, “injustificado”, “desestabilizador y peligroso”.
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, se declaró “preocupado” por el anuncio del mandatario ruso.
“Este año las fuerzas nucleares se completarán con más de 40 nuevos misiles balísticos intercontinentales, capaces de superar cualquier sistema de defensa antimisiles, incluso los más perfeccionados técnicamente”, afirmó el jefe del Estado al inaugurar la feria Armia 2015 (Ejército 2015) en Kubinka, en la provincia de Moscú.
Rusia está vinculada a EE UU por un tratado de Medidas de Reducción y Limitación de Armas Ofensivas Estratégicas (el llamado nuevo Tratado Start) que entró en vigor en febrero de 2011 y que tiene una validez de diez años.
Ese documento regula la cantidad máxima de misiles intercontinentales y cabezas nucleares que ambas partes pueden poseer, además de un régimen de inspecciones.
Dado que este tratado no ha sido denunciado, el anuncio de Putin debe ser interpretado como una referencia a misiles que sustituyen a otros anteriores ya obsoletos o que han cumplido su ciclo de funcionamiento.
No obstante, las palabras del presidente suponen un nuevo paso en la escalada verbal entre Moscú y EE UU y sus aliados de la OTAN. Como telón de fondo está la tensión creada por la anexión de Crimea y la guerra en el Este de Ucrania en la que Moscú sigue negando su implicación bélica pese a la evidencia. Representantes rusos han barajado la posibilidad de instalar armas nucleares en Crimea, lo que no calma los ánimos.
La política rusa en Ucrania causa gran nerviosismo en países del Este de Europa que se sienten amenazados por Moscú y temen la repetición del “escenario ucraniano” en su territorio.
El Kremlin, a su vez, ve como una amenaza tanto la eventual ampliación de la Alianza como el incremento de los efectivos bélicos de la misma en las fronteras rusas.
En una reciente entrevista con el Corriere Della Sera, Putin dijo que “sólo un enfermo y en sueños puede imaginar que Rusia atacará de repente a la OTAN”. Según el presidente ruso, algunos Estados asumen “el papel de países del frente” para obtener ayuda “militar, económica o de otro tipo”.
Durante fin de semana The New York Times informó de que el Pentágono pretendía instalar armamento pesado en los países del Báltico y Europa del Este.
Antes, la agencia AP había informado de planes para instalar misiles terrestres capaces de destruir el armamento del Ejército ruso como respuesta a una eventual transgresión del acuerdo de corto y medio alcance que EE UU y Rusia firmaron en 1987.
Los portavoces rusos habían advertido el lunes de que Rusia iba a responder si los EE UU incrementaban la presencia de armamento pesado en el territorio de los Estados aliados de la OTAN en Europa del Este.
El viceministro de Defensa, Anatoli Antónov, acusó a la OTAN de empujar a Rusia hacia una carrera de armamentos, según la agencia Ría-Novosti.
Si EE UU traslada a Europa los cazas de quinta generación F-22 Raptor, Rusia reaccionará de “forma adecuada”, dijo el viceministro. Antónov respondía así a las declaraciones de la víspera de Deborah Lee James, la responsable de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas, según la cual el traslado de los cazas es una “demostración de fuerza”.
“Si equipo militar pesado norteamericano aparece en los países de Europa del Este y los Bálticos, ése será el paso más agresivo dado por el Pentágono y la OTAN desde la Guerra Fría”, dijo el general Yuri Yakúbov, del Ministerio de Defensa de Rusia, según Interfax.
“A Rusia no le quedará más opción que incrementar sus fuerzas y recursos en el frente estratégico occidental”, dijo el general, según el cual la respuesta rusa incluirá la aceleración del despliegue de misiles Iskander en Kaliningrado (en el Báltico) e incremento de las fuerzas rusas en Bielorrusia.
En un comunicado, el ministerio de Exteriores ruso expresó la esperanza de que “la razón prevalecerá y la situación en Europa no degenerará en un nuevo enfrentamiento militar que puede tener peligrosas consecuencias”.
“Prestamos y vamos a prestar especial atención a la realización de programas estatales de armamento de envergadura y a la modernización de la industria de defensa”, afirmó Putin ayer en la feria de armamento.
El presidente mencionó la construcción de diversos centros de radar y se refirió a la distribución de nuevos equipos modernos al Ejército, la Marina y las Fuerzas Aéreas. “Una industria militar eficaz”, señaló, es un “importante recurso para el crecimiento económico” y una “locomotora del desarrollo de la innovación” también en el sector civil.
“Nuestras armas y técnica continúan teniendo gran demanda en el mercado internacional de armamento. En los últimos años la demanda de las mismas es estable y la cartera de pedidos se ha formado con años de anticipación”, subrayó.
En la feria participan más de 500 productores de material de defensa rusos, así como empresas de Bielorrusia y de China.
Por otra parte, Rusia ha comenzado a elaborar un portaaviones alternativo a los portavoces franceses Mistral, que, tras haber sido encargados en 2011, no han sido entregados a la marina rusa debido a las sanciones.
La producción del buque puede comenzar en 2016, según informó la agencia Ría Novosti, citando fuentes de la industria de defensa militar. El proyecto alternativo ruso se exhibe en la feria de armamento en forma de maqueta.
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