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La subida del billete del autobús ha vuelto a encender la mecha de la violencia en Río de Janeiro. 25 centavos de real (casi 8 céntimos de euro) se han convertido en el germen de una descontrolada protesta ciudadana que ha acabado en una batalla campal en el interior y las inmediaciones de la Estación Central de Río de Janeiro. Entre 800 y 1.000 manifestantes se dieron cita este jueves en la Plaza de la Candelaria para protestar por la subida de 2,75 a tres reales (90 céntimos) del billete de autobús urbano, una decisión anunciada por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes. La medida, tomada de forma imprevista, deberá entrar en vigor el 8 de febrero.
Tras marchar por la céntrica avenida Presidente Vargas portando pancartas con consignas y banderas de partidos políticos, grupos de encapuchados penetraron en la Estación Central sobre las siete de la tarde, la hora punta en la que miles de trabajadores de la deprimida zona norte de Río embarcan en los trenes para regresar a sus casas. Inmediatamente comenzaron los destrozos de mobiliario urbano, mientras efectivos del batallón de Choque de la Policía Militar lanzaban los primeros gases lacrimógenos.
Según testigos presenciales, el caos generado fue total, con miles de personas corriendo despavoridas. “Desde el primer momento vi heridos y gente desmayada”, relata la empleada doméstica Cristina Gonzaga, que se disponía a embarcar en el tren que la lleva todos los días a su barrio. El enfrentamiento rápidamente se extendió a la avenida Presidente Vargas y a las calles aledañas, con barricadas incendiadas, destrozos y cargas policiales con abundante gas pimienta y bombas de gas lacrimógeno. Los encapuchados arremetieron con piedras y emplearon vallas metálicas para protegerse de las embestidas de los agentes.
Reporteros del portal UOL y del canal de noticias Globo News han denunciado haber sido agredidos injustificadamente por los antidisturbios. Tanto la Estación Central como la parada de metro con el mismo nombre y varias calles del centro de Río permanecen cerradas.
Las multitudinarias manifestaciones que inundaron las calles de todo Brasil en junio del año pasado comenzaron con la misma reivindicación tras anunciarse un aumento de 20 centavos en el precio del billete del autobús en varias ciudades. Esta vez el conflicto parece circunscribirse a Río de Janeiro y promete no apagarse rápidamente. El 10 de febrero está convocada una nueva manifestación contra la subida del precio del autobús. (EL PAÍS)
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