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Este año, por primera vez desde 1949, no se entregará el Nobel de Literatura. El escándalo de acoso y abusos sexuales en el entorno de la Academia, que ha destapado además una serie de irregularidades en la institución que elige el prestigioso galardón, ha provocado su suspensión. La Academia sueca, que afronta el peor momento desde su fundación en 1786, ha anunciado este viernes que pospondrá la decisión y la entrega del Nobel hasta el año que viene. En 2019, se entregarán dos galardones, explica por teléfono desde Estocolmo la directora administrativa de la Academia, Louise Hedberg. "Se ha llegado a esta decisión porque la Academia está actualmente mermada y afronta una pérdida de confianza del público", explican en un comunicado los miembros de la institución, en plena crisis de reputación y popularidad.
La acusación pública el pasado noviembre de 18 mujeres contra el dramaturgo y fotógrafo Jean-Claude Arnault, esposo de la académica Katarina Frostenson, escandalizaron a la sociedad sueca y sacudieron los cimientos de la institución. Tras los graves testimonios, publicados en el diario Dagens Nyheter, se descubrió que la Academia, que financiaba y apoyaba artísticamente a Arnault, había ignorado la alerta de una de las víctimas, que escribió una carta a la institución contando su caso. También se hizo público que el artista francés había acosado a esposas, hijas y trabajadoras de la Academia, que nunca había tomado cartas en el asunto. La polémica provocó una cascada de dimisiones, incluidas la de la esposa del supuesto agresor y la de la secretaria permanente, Sara Danius, que había liderado al grupo que pedía que se esclareciese la situación y se tomasen medidas.
La carta ignorada no fue el único descubrimiento de una auditoría encargada por Danius antes de marcharse: el escándalo sexual destapó que Arnault había filtrado en varias ocasiones el nombre de los galardonados antes de tiempo; también que el centro cultural que dirigía y que había recibido miles de euros de financiación de la Academia era también propiedad de su esposa, un conflicto de intereses que no hizo sino echar más leña al fuego de la polémica.
La opacidad de la Academia, que se rige por sus propios estatutos que han cumplido más de dos siglos y no tiene que rendir cuentas, contribuyó a silenciar el escándalo durante años. Ahora, la institución trabaja en unos nuevos estatutos más modernos. "La Academia está trabajando seriemente y para ello ha pedido el análisis de una serie de consultores legales", explica la directora Hedberg, que apunta también que los miembros de la institución van a seguir trabajando en las deliberaciones del Nobel y que este es el único premio que será pospuesto. La institución sueca otorga además del prestigioso galardón internacional un buen número de premios y becas de todo tipo.
"Los miembros activos de la Academia sueca son, por supuesto, plenamente conscientes de que la actual crisis de confianza impone grandes exigencias a un trabajo a largo plazo y sólido para el cambio. Consideramos necesario dedicar tiempo para recuperar la confianza del público en la Academia antes de que se pueda anunciar el próximo laureado", ha apuntado en un comunicado el secretario permanente interino de la Academia, Anders Olsson, que ha añadido que la decisión se toma por respeto a los galardonados, presentes, pasados, futuros, a la sociedad en general y a la Fundació Nobel.
El Nobel de Literatura solo ha quedado desierto en 1935 y no se ha dado en 1914, 1918, 1940, 1941, 1942 y 1943 debido a las dos guerras mundiales. Además, se ha pospuesto en otras siete ocasiones en busca de un "candidato adecuado", pero en estos casos (1915, 1919, 1925, 1926, 1927, 1936 y 1949) siempre ha terminado por darse, la mayoría de ellos al año siguiente.
La Fundación del Nobel ha admitido que el premio debería ser entregado cada año pero ha recordado que las decisiones sobre los galardones han sido aplazadas en varias ocasiones. "Una de las circunstancias que puede justificar una excepción es una situación tan grave que lleve a que la institución no sea percibida como creíble", ha informado la organización. Aunque el proceso de selección de candidatos transcurría al ritmo habitual, "es necesario que la Academia tenga tiempo para recuperar su fuerza plena, involucrar a una cantidad mayor de miembros activos y restaurar la confianza en ella antes de elegir un nuevo galardonado".
Abusos y filtraciones
En realidad, la decisión que se tomó anoche por los diez miembros que quedaban en la Academia, parecía inevitable. Tras el escándalo y la cascada de dimisiones, la Academia se había quedado sin quorum para elegir al Nobel de Literatura. La última en renunciar a su puesto ha sido la académica Sara Stridsberg. Con ella, seis personas han salido ya del organismo en el último mes. La renuncia de Stridsberg llegó después de la salida de la académica Katarina Frostensony y la de la secretaria permanente, Sara Danius, encargada de anunciar el Nobel de Literatura. A principios de abril, otros tres académicos —Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund— dejaron su silla en la institución.
Así, solo 10 de los 18 asientos están ocupados --dos autoras boicotean a la institución por otros motivos desde hace años-- y no pueden ser sustituidos: los estatutos marcan que la membresía es de por vida y no recoge que se pueda dimitir. Según los estatutos del centro, esta circunstancia no permitiría elegir a nuevos miembros. Hace unas semanas, el rey rey Carlos XVI Gustavo, garante de la entidad, se vio obligado a intervenir y anunció que había pedido a la Academia una reforma de los estatutos. Este viernes, el monarca también ha apoyado la decisión de la institución. "Respeto la decisión de la Academia Sueca de posponer el Premio Nobel de Literatura 2018 hasta 2019. Muestra que la Academia ahora tiene la intención de centrarse en restaurar su reputación", ha dicho en un comunicado.
El caso de los abusos sexuales, públicado por la periodista Matilda Gustavsson en el diario Dagens Nyheter, ha indignado a la sociedad sueca. En noviembre, 18 mujeres acusaron en las páginas del diario sueco de acoso sexual, agresiones e incluso de violación a Arnault. Abusos cometidos entre 1997 y 2007 —algunos de ellos en dependencias de la Academia o en uno de los lujosos apartamentos que la institución tiene en París o Estocolmo— y que, según la mayoría de quienes ahora alzan la voz, muchos de la élite cultural sueca conocían o sospechaban. Sobre todo, en la Academia.
Fuente: El País
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