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Zulma Linares Castaños/Radio ERBOL/La Paz
Juana Valencia Chura, está casada hace 38 años y tiene 5 hijos. Este año, ella cumplirá 35 años de servicio en una oficina pública. Así como Juana hay muchas mujeres bolivianas que además de tener una ocupación remunerada, deben dedicarse a la crianza de los hijos, a la atención del esposo y los múltiples quehaceres de la casa.
“Yo trabajo y la mayor parte del tiempo estoy en la oficina, pero también tengo obligaciones en mi casa. En la noche llego tarde pero igual tengo que seguir atendiendo a mis hijos y a mi esposo, no es lo mismo, el trabajo que hacemos las mujeres al que hacen los varones porque ellos trabajan, llegan a la casa y no hacen nada más, nosotras somos las que tenemos que atender, ir a cocinar, lavar, limpiar y ver los niños, ahora mis hijos ya son grandes”, relató Juana.
Ayer 27 de mayo, día de la Madre Boliviana, esta mamá recordó el esfuerzo que le costó sacar adelante a su familia, recibiendo casi un nulo apoyo de su cónyuge. Han pasado más de 30 años de convivencia y la situación para ella no ha cambiado mucho. Juana dijo estar cansada.
“Mi esposo nunca me ayudó, quizás al principio cuando comenzamos a vivir pero luego no, ahora ya son más de treinta años y ya estoy cansada, ha sido mucho sacrificio para mí, he estado muy atareada durante muchos años”, expresó la trabajadora.
Agregó que si tuviera una hija mujer le incentivaría a estudiar para que estos patrones de machismo extremo no se repitan en su vida. Sus hijos varones entendieron, en base a la vida que les tocó vivir en su familia y por todo lo que pasó su madre, que ahora deben actuar en igualdad de condiciones en sus respectivos hogares y ayudar a sus esposas. “Los tiempos han cambiado y eso los ayudará más”, señaló la madre de 5 hijos, en la actualidad todos profesionales.
A propósito, un informe del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) señala una diferencia en la tasa laboral actual de 79% para hombres en relación a 65,1% en mujeres, debido a un incremento de 13,9 puntos registrado en el nivel de educación superior de la población femenina.
Sin embargo, un último estudio realizado en 2010 por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) refleja que en Bolivia existen desigualdades en el ámbito laboral y que las más afectadas son las poblaciones de jóvenes y mujeres.
El CEDLA apunta a que seis de cada diez personas que buscan trabajo son mujeres y que el mercado laboral urbano, en el eje central boliviano, estaba compuesto en un 45% por mujeres. De ellas, 88 de cada 100 tendrían empleos precarios.
En el 2010, 69 de cada 100 mujeres ocupadas se desempeñaban en empleos informales en comparación a 59 de cada 100 hombres. En muchos casos, a pesar de tener un mayor nivel de instrucción, las mujeres seguían ocupando más empleos precarios en comparación con los varones.
Indicios que muestran que la desigualdad laboral también es un tipo de maltrato. La ley 348 Para Garantizar a las Mujeres Una Vida Libre de Violencia la tipifica como violencia económica.
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