Economía
Morales y García ‘quisieran ser burgueses’
Tapia: La nacionalización financia a dominación del MAS


Jueves, 29 Octubre, 2015 - 20:12

-Rolando Carvajal, especial para Erbol 

El excedente monetario de la nacionalización permitió al régimen  financiar a una nueva burocracia política que además de las dirigencias sindicales proviene del reciclaje de los neoliberales  y la incorporación de las nuevas élites económicas –y las viejas también–, sostiene el coordinador del Doctorado en Ciencias del Desarrollo (CIDES), de La Paz, Luis Tapia Mealla. 

Este conglomerado, que en el decenio del presidente Evo Morales ya pactó con fracciones de la antigua oligarquía agro-empresarial una profundización del extractivismo y la no reforma agraria, conforma, distante del proletariado rural, el proyecto capitalista más agresivo y anti-indígena de la historia boliviana, señala el investigador en su análisis sobre la composición de clase del Estado boliviano actual.

“Son sujetos capitalistas con un proyecto capitalista anti comunitario”, precisó Tapia al clausurar el seminario internacional sobre el fin de los gobiernos “progresistas” de Sudamérica, realizado este octubre.

El encuentro llamó la atención sobre el “consumismo como herramienta política oficialista”, en alusión a distorsiones del mercado interno y la democracia, las prácticas corruptas, el autoritarismo y la no independencia de poderes, junto a la estigmatización de la protesta, la espiral extractivista, la desindustrialización en general o no industrialización petrolera y desigualdades en la distribución de los recursos, para el caso de Bolivia, por ejemplo, donde un 93 % del valor de las cuentas mayores a 10 mil dólares es detentado por el 10 % de los depositantes.

Pero Tapia esbozó en especial dos “coyunturas reveladoras” del contenido económico y  de clase del Estado actual, detectadas el 2011 y el 2015, tras nacionalizar los hidrocarburos el 2006, que desnudan la opción preferencial de régimen por el extractivismo y la cancelación de la reforma agraria.

El investigador alertó también sobre el desgaste que va erosionando la identificación de muchos bolivianos con Morales, el presidente cocalero de procedencia indígena que ha sido criticado por ribetes de despotismo, soberbia, despilfarro y fomento al clientelismo y al culto a la personalidad, y quien a su vez  niega que su continuidad hasta el 2025 sea “dictadura ni autoritarismo”  

Según Tapia, tal adhesión es producto de décadas de discriminación,  sistemática subordinación y discurso racista, lo que junto a una historia de gobiernos mas o menos racistas, hace que “con este Presidente haya habido  identificación de clase y cultural”, aunque encuentra que el gobernante MAS está usufructuando y abusando de ello.

¿REDISTRIBUCIÓN?

Cifras oficiales y extraoficiales señalan que, proporcionalmente, de cada 200 dólares administrados desde el 2006, únicamente 25 han sido destinados a la inversión productiva y social, y menos de tres dólares –quizá 1.5 %– a la redistribución condicionada de bonos entre escolares, mujeres y la tercera edad. 

Del resto, unos 70 habrían percibido los gobiernos subnacionales y el grueso, casi el 50 %, unos 100.000 millones de dólares (MM/$us) en la década que concluye, resultantes del excedente que creó el proceso de nacionalizaciones, fueron probablemente al gasto corriente o quedaron en manos de la frondosa burocracia y dirigencia del partido en el gobierno, el MAS.

Tan sólo para esta última gestión el presupuesto general del Estado, consolidado, suma 31.500 MM$us (13% superior al 2014) con una inversión prevista de 6.180 MM$us (4.507 millones el 2014 remontando la del 2006, de 629 millones con promedio decenal de 2.500 MM/$us), en un paradójico contexto de reducción de los ingresos, que al 2015 afectaba sobremanera al gasto en gobernaciones regionales, municipios y universidades.

Hace tan sólo tres días, el presidente Morales reportó que la renta petrolera bajará a 3.500 MM/$us este año (de 5.400 millones el 2014) debido a las bajas cotizaciones. 

¿CRECE LA IDENTIFICACION CON EVO?

“Mucha gente le acepta al Presidente cosas con las que no está de acuerdo debido a que tiene menos identificación con los otros sujetos políticos y sociales. En ese sentido está abusando de esa identificación para incluso hacer medidas anti campesinas y anti indígenas”.

La identificación con el mandatario, explicó el coordinador del CIDES, un importante centro de Postgrado de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), “es resultado de una larga acumulación, pero que se va desgastando en la medida que afecte directamente a territorios campesinos e indígenas”

Otro elemento que va disolviéndola, tiene que ver “con cómo se identifican o producen identidad los gobernantes”: 

“Evo, hace rato que dijo que no es indígena. Pese a eso, tiene grado de adhesión e identificación. Tanto el Presidente como el Vicepresidente,  por lo que podemos ver cada vez de manera más evidente, quisieran ser terratenientes y burgueses, señores con hacienda y empresarios con acciones en el capital financiero. Probablemente ya lo son. En ese sentido hay deterioro”.

“Es decir los gobernantes quieren ser burgueses con toque señorial bien explicitado en el video donde Evo ordena a su pongo atienda sus necesidades”, enfatizó Tapia.

Insistió sin embargo en que ese proceso va erosionándose, lo mismo que el apego relacionado con la cooptación, y que en otros casos es negociación o acoplamiento político por  intereses comunes. 

DIRIGENTES AGRARIOS RICOS Y PROLETARIADO RURAL

“Un ejemplo es que con el grupo dirigente campesino hay coincidencia de intereses de clase: los que están dirigiendo no son asalariados rurales sino propietarios rurales que ya han pasado por acumulación capitalista más o menos importante”, dijo en referencia a un dirigente agrario de origen cruceño, que “ya es un capitalista considerado”.

Para Tapia Mealla, doctor en Ciencia Política y filósofo, la Confederación campesina (CSUTCB) no está dirigida por proletariado rural sino por campesinos burgueses de origen quechua y aymara, que tienen como proyecto el  desarrollo capitalista. 

“Efectivamente, tanto a campesinos propietarios prósperos como a la burguesía agroindustrial les sirve más un gobierno con grado nacionalista de protección de sus intereses, que uno neoliberal que los desprotegía respecto de la competencia internacional; aunque eso también se esta haciendo contradictorio”, dice.

Aunque otros campesinos se han rebelado a tener un proyecto capitalista como lo tiene el MAS, añade, “se trata de una nueva burocracia política que pretende mantener su proyecto mediante fracciones burguesas y de capital agrario de raíz aymara y quechua, y capital comercial del mismo origen, con fracciones de capital agroindustrial y transnacional”.

“Para tener ese poder necesita controlar un margen de excedente estatal que le esta dando la nacionalización de hidrocarburos. No es tanto cooptación sino convergencia de intereses y el aprovecharse de esta larga memoria de discriminación  que hace que todavía este presidente les parece mejor que otro que implique la vuelta al pasado”.

DISCURSO, PODER Y NEGOCIOS: DOMINACIÓN

En torno a los frutos de la nacionalización (el triple de administraciones anteriores), su goce o enajenación hacia la nueva élite, Tapia sostiene que una parte del excedente  recuperado –que debió haber sustentado diversificación económica y transición de una economía extractivista a otra del tipo ‘vivir bien’–, está hoy orientada a financiar el extractivismo  ampliado y la nueva forma de dominación política y de control de la sociedad civil”. 

Desplegando una doble faceta de seducción y sometimiento, el MAS  incorpora  a sectores de la sociedad civil, “dirigentes y representantes de grupos ‘duros’ corporativos, campesinos y mineros”, a través de cuotas de poder: 

“Los vuelve  ministros, parlamentarios, vocales de Cortes y ejecutivos… a cambio de una total subordinación una vez que entran a instancias de autoridad. Eso se ha vuelto reparto prebendal para financiar apoyo político, que no es gasto productivo ni de trasformación estructural mucho menos de sustitución de tipo de economía y sociedad”

La nacionalización tuvo la connotación de recuperar soberanía al principio, recordó el investigador, “pero tiene otra faceta que, de manera perversa, sirve para financiar la nuevas formas de subordinación del país como decisión política de los actuales gobernantes”.

Adicionalmente, financia la geopolítica del Brasil y su infraestructura vial, previene Tapia, de manera que el ahorro interno de los bolivianos servirá para sustentar la geopolítica vecina  de conexión con el Pacífico abriendo los territorios indígenas amazónicos como el del Isiboro y Sécure (TIPNIS) a la explotación intensificada de recursos naturales

“Lo paradójico y perverso es que la nacionalización va a servir para financiar la subordinación de Bolivia a Brasil, a capitales estatales y transnacionales que operan en el; las obras se harán con préstamos de bancos brasileños y otros capitales extranjeros: con  el excedente interno estamos trabajando para aumentar el poder y la potencia vecina”.

COMPOSICIÓN DE CLASE Y PROYECTO  

Tapia rememoró que el 2005 para dar mandato presidencial a Morales se dio una victoria clasista de trabajadores, campesinos, empleados estatales y sectores terciarios, que significó el primer cambio importante en la composición de clase del Estado, es decir, la sustitución de los sujetos gobernantes en los poderes Ejecutivo, Judicial, Electoral y en los municipios de manera especial.

Sin embargo las oligarquías regionales siguieron manteniendo control político en el nivel departamental y municipal, dando por resultado una condición de Estado dividido entre dos bloques clasistas enfrentados, aunque con diverso grado de antagonismo:

Por una parte el MAS, en alianza heterogénea de nivel corporativo, campesinos  y de otro tipo que paulatinamente copa los poderes. Por otra, el bloque de terratenientes y agroempresaios con mando en sus territorios.

Entre los hitos significativos, Tapia destacó que la señal del proyecto de clase del nuevo partido gobernante se entrevió en la Asamblea Constituyente y la  Constitución que se aprobó el 2009 (pactada el 2008) donde el MAS “evitó una reforma agraria, es decir un cambio en el régimen de propiedad de la tierra y punto de acumulación de movilizaciones indígena-campesinas y de la resistencia al neoliberalismo de los años 80-90”.

Otro suceso clave fue la reacción de la derecha en el 2008 con la llamada “media luna”  y la contra-reacción masista que cercó Santa Cruz.

“Después de ese momento el viejo bloque se divide en autonómicos y fracciones que empiezan a hacer negocios con el gobierno, movimientos de acercamiento entre el partido gobernante y fracciones de clase dominante terratenientes, agro industriales y empresarios mineros para establecer statu quo aceptando la nueva correlación: Ejecutivo en manos de partido de origen campesino, pero que contenido de la política económica siga siendo resguardo y desarrollo capitalista”. 

En consecuencia, desde el 2009 se esforzó con llevar como principales candidatos oficialistas a agroempresarios, empresarios diversos y otros miembros del viejo bloque neoliberal, “despreciando la incorporación de organizaciones de trabajadores, subordinando a obreros, empleados y campesinos a la presencia de miembros del viejo bloque dominante como cabeza de autoridad en niveles subnacionales, con lo que el MAS llevó de candidatos a gente que hizo campaña contra el MAS por largos años”.

SIN TIPNIS NI REFORMA AGRARIA

Entre las coyunturas que él llama reveladoras, Luis Tapia subraya la represión en el TIPNIS que desde hace cuatro años da cuenta “del núcleo principal de proyecto económico de este gobierno revelando su contradicción más fuerte, de carácter anti comunitario y anti indígena pese a su discurso de ser gobierno indígena, y de represión y negación de derechos defendidos por las marchas indígenas”.

Pasó entonces inadvertido, sostiene el miembro del casi disuelto Grupo Comuna (integrado hace muchos años por el vicepresidente García Linera), que en las elecciones el MAS expusiera un discurso anticolonialista y antiimperialista, en favor de Pachamama, mientras en su propuesta  electoral su lista de obras proyectaba  intensificar el extractivismo y infraestructura orientada al plan brasileño.

La segunda coyuntura de revelación de clase del Estado, se dejo ver a mediados de este año, durante la Cumbre Agropecuaria en Santa Cruz, cuando se ofreció a los agroempresarios “todas la leyes para garantizar la expansión y demorar un poco los transgénicos”, negociando el gobierno “que no habrá Reforma Agraria”.

En términos de composición de clase, ello implica, según Tapia que un partido de origen campesino “se acopla y alía con los principales sectores empresariales del país usando la central campesina para favorecer los intereses de la vieja clase dominante contra sus propios intereses, ya que la expansión de transgénicos a otras áreas va flagelara pequeños productores ya asediados por importaciones”.

Así, la Confederación campesina está subordinada a la estrategia económica de la vieja clase dominante. “Y esto lo ha operado el partido, el MAS”. 

Respecto de la heterogénea composición de clase masista, el coordinador del CIDES halla presentes a la nueva burocracia sindical y a la “dirigencia de campesinos del 52, ya capitalistas, que han expandido su control de la propiedad de la tierra y hoy quieren controlar más tierras ocupando  territorios comunitarios porque el gobierno ha negociado con los terratenientes que no habrá reforma agraria”.

“Se trata de explotación capitalista de los campesinos de origen aymara-quechua  como proyecto capitalista paralelo a la expansión de frontera agrícola transnacional. Sus componentes han chocado y van a chocar más pero por el momento son parte del bloque social  que sostiene el proyecto de expansión capitalista contemporáneo”.

COLONIALISMO INTERNO Y EL “ENEMIGO INTERNO”

Por esas dos vías “el gobierno está reproduciendo el momento constitutivo del colonialismo interno en Bolivia, que es la transformación de pueblos agrarios en pueblos extractivistas”. Salvando distancias, afirma, “es lo que hicieron los españoles en los Andes y no se logró superar ni con la República ni con la Revolución nacional”.

Siendo la perspectiva de un Estado plurinacional empezar a revertirlo, repara Tapia, “de manera contradictoria hoy estamos viviendo más bien la recreación intensificada de este colonialismo interno con un agravante: no es la burguesía criolla, plebeya  o moderna quien dirige esto sino un partido de origen campesino”.

Es decir, “de sujetos que vienen de matrices culturales aymara y quechua sobre todo, que fueron conquistados, han pasado por procesos de modernización y hoy tienen el proyecto capitalista más agresivo  de toda nuestra historia que ha implicado el desconocimiento de las organizaciones indígenas y el reciclaje de algunos elementos del tiempo de la dictadura, como la idea del enemigo interno que formó parte de la Doctrina de Seguridad Nacional”, aplicada por Estados Unidos y las dictaduras militares de los años 60-80, con la guerrilla del Ché Guevara en Bolivia.

“Hoy el gobierno caracteriza las Confederaciones indígenas de Oriente y Occidente (CIDOB  y Conamaq) como enemigo interno: eso implica un fuerte componente de geopolítica imperialista interiorizado por el MAS, aparte de un componente racista” (fin) [email protected]