Comerciantes bolivianos denuncian abusos en Brasil

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Amenazan con cierre de la frontera
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Un grupo de comerciantes bolivianos denunció que gendarmes brasileños cometen frecuentes abusos en Corumbá, porque no les permiten vender en la Feria Bras-Bol, bajo la acusación de tráfico de contrabando.

La actitud asumida por los policías derivó el último sábado en una violenta represión, con un saldo de varias personas heridas y contusas.

Doña Nelly Soto, vendedora de ropa desde hace 20 años, dijo este lunes a ERBOL que las acciones emprendidas por el prefecto Pablo Duarte, para evitar la presencia de bolivianos, provocó la alarma de connacionales.

“Nos agreden, nos quintan la mercadería y ya no nos devuelven. Dicen que somos contrabandistas y eso no es cierto. Nosotros pagamos impuestos y cumplimos con las leyes de Brasil”, manifestó.

Según un registro oficial, dos mil bolivianos radican en el vecino país y 204 familias tienen en el comercio una forma de vida.

Los problemas entre gendarmes y migrantes bolivianos surgieron hace seis meses, tras la asunción de Pablo Duarte como prefecto de ese estado brasileño.

“Él parece que se ha tomado con nosotros, no permite que vendamos. Ante esta situación varios de los compatriotas se vieron obligados a vender fuera de ese mercado y claro, inmediatamente comienzan con los operativos de decomiso. No tenemos qué comer, no nos dejan vender y no sabemos qué vamos hacer”, manifestó.

Un comerciante boliviano, que pidió reserva de identidad, señaló que la nueva autoridad quiere pagar facturas políticas por la última elección.

“Es una barbaridad, hay turcos y brasileños que lo apoyaron, ahora quiere cumplir con ellos, quiere entregar nuestros puestos y eso no vamos a permitir”, manifestó.

Afirmó que ciudadanos turcos están consiguiendo beneficios con la salida de comerciantes bolivianos.

“Es un secreto a voces, vemos que detrás de esta actitud hay la decisión de que ellos se queden, por eso no nos dejan”, enfatizó.

Amenaza de bloqueo

Si las autoridades brasileñas mantienen la decisión de no permitir la venta de sus productos, la comunidad boliviana amenaza con un cierre indefinido de fronteras.

Soto señaló que su reclamo no fue escuchado por las autoridades brasileñas y lamentó que la Cancillería del país no tome cartas en el asunto.

“No tenemos un consulado que nos defienda. Hemos pedido que el gobierno de Evo Morales nos defienda y en respuesta sólo hubo indiferencia. No es posible que no se apiaden de nosotros, hemos venido a Brasil porque no teníamos fuentes de trabajo”, concluyó.

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