Economía
Deforestación
Agroindustria, ganadería y megaproyectos amenazan a bosques
Foto tomada de cbf.org.bo


Lunes, 22 Abril, 2019 - 11:40

Los bosques amazónicos se enfrentan a grandes intereses extractivos: carreteras, megahidroeléctricas, monocultivos, ganadería, colonización o concesiones forestales, entre otros, que en los siguientes años podrían ampliar la expansión de deforestación que actualmente bordea las 300 mil hectáreas. 

Esa alerta se realizó en el programa Verdades Ocultas: La Hora de la Naturaleza que se transmite por radio ERBOL, todos los viernes desde las 13:00 horas.

Según se recopiló para el programa, las comunidades indígenas advierten sobre los impactos en la producción de caña de azúcar en zonas no tradicionales de la Amazonía, así como la concesión de bosques en favor de campesinos colonizadores. De forma paralela, existen diferentes iniciativas que buscan impulsar el mantenimiento de bosques, alternativas productivas como el cacao o la castaña.

Funciones de los bosques

Alrededor de 1.600 millones de personas —incluidos más de dos mil pueblos indígenas— dependen de los bosques para sobrevivir: les proporciona alimentos, medicinas, combustible y abrigo, según Naciones Unidas. Desde un punto de vista biológico, los bosques son los ecosistemas terrestres más diversos, donde se albergan más del 80% de las especies animales y vegetales. 

Son importantes en la reducción de la exposición de los riesgos climáticos extremos como el excesivo calor, sequía e inundaciones, por lo que forman parte sustancial de las estrategias para mitigar y adaptarse al cambio climático, explicó  la investigadora Marielle Cauthin. 

Una importancia central frente al cambio climático es que los bosques absorben los gases de efecto invernadero porque actúan como filtros naturales del aire, purificándolo (PNUD, 2014). Pero pese a los increíbles beneficios ecológicos, económicos y sociales que nos brindan los bosques, la desforestación continúa a un ritmo de 13 millones de hectáreas al año y esta deforestación es responsable de entre un 12 y un 20% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero y contribuyen al calentamiento global, advirtió Pablo Solón, al tiempo de añadir que en 8 años se perdería una superficie equivalente al territorio boliviano. 

En el caso boliviano, en 2016 se llegó casi a 300 mil hectáreas deforestadas. Mucho antes, en la década del 80 el país contaba con una extensión importante de bosques y con pocas amenazas (Müller, 2014), debido sobre todo a que la principal actividad extractiva estaba vinculada a la minería en el occidente del país (Kaimowitz, 1997). 

Podemos mencionar que es a partir de la década del 60 que los bosques de tierras bajas, sobre todo de Santa Cruz, comienzan a ser disputados por diferentes actores, comenzando por políticas de estímulo a la migración de japoneses y menonitas al norte del departamento de Santa Cruz. En la década de los 80 se inicia una ola de colonización del Chapare en Cochabamba; mientras se profundizaba el asedio de las empresas madereras en los años 80 y 90. 

Ganadería, la amenaza a los bosques

Actualmente en Bolivia existen alrededor de 9 millones de cabezas de ganado, según el Censo agropecuario de 2013. El sector empresarial ganadero se plantea llegar a 12 millones de cabezas de ganado para el año 2025. La Agenda Patriótica del gobierno tiene como meta -hasta el 2025- triplicar la población de ganado y alcanzar la cifra de “al menos dos cabezas de ganado por habitante”, sostuvo Marielle Cauthin. Esto significa que para el 2025 Bolivia duplicaría su hato de ganado bovino, superando las 20 millones de cabezas y disparando la deforestación ¿por qué? porque el crecimiento del ganado implica mayor avance de la frontera agropecuaria en zonas de bosque chiquitano y amazónico: la deforestación por ganadería se produce sobre todo en la Chiquitanía (en las cercanías de San Ignacio de Velasco, Concepción, San José de Chiquitos y Puerto Suárez), y en segundo lugar en la provincia Vaca Diez del Beni, en el límite departamental entre Beni y Pando. En el período 2000 a 2010 la ganadería habría sido responsable de casi el 52% de la deforestación en el país. Si se toma en cuenta solamente el quinquenio 2005 a 2010, el 60% de la deforestación en Bolivia sería producto de actividades ganaderas. Este impacto del sector ganadero se incrementará de manera significativa a medida que se concreten los acuerdos de exportación de carne a Vietnam y China. 

Etanol y biodiesel: producir para alimentar chatarra

El 15 de septiembre de 2018, el presidente Evo Morales promulgó la Ley de Etanol y de Aditivos de Origen Vegetal. La meta de 380 millones de litro de etanol hasta el 2025, según el gobierno y los ingenios azucareros, requiere duplicar las plantaciones de caña de azúcar pasando de 150.000 a 305.000 hectáreas, sostuvo Pablo Solón. Ello significa un incremento anual de 18.000 a 20.000 hectáreas de caña de azúcar hasta el 2025. Según autoridades y empresarios, la expansión de la frontera agrícola para caña de azúcar, sorgo, soya y maíz para biocombustibles no tiene límites y estará en función de la demanda nacional e internacional. 

El 19 de marzo de 2019, el presidente Evo Morales aceptó llevar adelante el proyecto de biodiésel con el uso de dos semillas de soya que provienen de un tratamiento biotecnológico. En la actualidad ya se usa el evento RR1 (semilla resistente al glifosato) y que con la decisión del Gobierno se suman los eventos Intacta (semilla resistente a las plagas) y HB4 (grano tolerante a la sequía). Según el ministerio de energía, actualmente existe una superficie de producción de soya de 1,3 millones de hectáreas en Santa Cruz, que se destina para el mercado interno y para la exportación. El gobierno pretende el incremento de la frontera agrícola en 250.000 hectáreas más, cuya producción se destinará a otro mercado que es el de biodiésel. Según instituciones como Probioma, las semillas transgénicas de soya serían extendidas en unas 420.000 hectáreas de masa forestal nueva, es decir que la ampliación de la frontera agrícola duplicará la deforestación total anual.

En mayo de 2018, cinco meses antes de la promulgación de la Ley de Etanol, se reportaba que las ha. de caña de azúcar pasaron de 137.769 a 150.312 ha. (12.543 ha. adicionales), además de haberse plantado 32.125 ha. de caña nueva. Los datos provienen de las áreas de influencia de los ingenios Guabirá (Montero), Unagro (Minero) y Aguaí (comunidad Aguaí). Evo Morales decía en 2008 que no se podía producir alimentos para alimentar chatarra y ahora fomenta el cultivo de caña de azúcar y soya transgénica para este fin.

Megaproyectos amenazan bosques y comunidades indígenas

Según nos explica Cecilia Moyoviri, representante de la Subcentral TIPNIS, este parque nacional enfrenta serios problemas de pérdida de bosque, envenenamiento de aguas y muerte de peces producto de la construcción de la carretera Villa Tunari – San Igancio de Moxos y la consecuente profundización de la colonización cocalera. El TIPNIS ha perdido 46.000 hectáreas de bosque entre 2000 y 2014. El 58% de esta pérdida de bosques se ha producido en un radio de 5 kilómetros alrededor de la carretera que conecta Villa Tunari e Isinuta, explicó Cauthin, dentro lo que se conoce como polígono 7, zona avasallada por sindicados campesinos cocaleros (Current Biology, 2018). 

Así como el TIPNIS, la TCO Tacana I enfrenta los impactos de otro proyecto extractivo, como es el avance de cultivos de caña de azúcar para la Empresa Azucarera San Buenaventura. Diego Uzquiano, vicepresidente del Concejo Indígena de los Pueblos Tacanas I, denuncia serios problemas en el medioambiente, el agua y la salud de las familias y comunidades de la zona: “en nuestra demanda territorial el gobierno dio como usufructo cinco mil hectáreas para la plantación de caña, y ya hubo deterioro de nuestro territorio como matanza de flora y fauna, y afectó a comunidades vecinas con enfermedades en consumo de agua y mortandad de animales”.

El Territorio Indígena Multiétnico (TIM) busca recuperar el llamado bosque Chimán, ubicado en la Amazonía beniana, que desde 1990 experimentó la penetración de varias grandes empresas madereras que  provocaron conflictos y una acción movilizada conocida como la “Primera Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad”. Don Cecilio Gualu, como nos indicó, estuvo presente en esa marcha y hasta hoy día sigue luchando por la restitución territorial y la recuperación de bosques para sus comunidades. El TIM pide se cumpla el Decreto Supremo 22611 que establece la restitución de estos bosques al concluir los contratos de concesión forestal. Sin embargo, 28 años después, el conflicto se reactivó a raíz de que el  INRA declaró tierras fiscales de libre disponibilidad a una parte del área de exconcesiones forestales del Bosque Chimán, para dotarlas a colonos campesinos. 

La TCO Tacana II se enfrentó a la exploración sísmica de la empresa petrolera china BGP para cuidar y defender los árboles de castaña y las fuentes de agua. El aprovechamiento de la castaña otorga trabajo e ingresos económicos a las comunidades de la TCO, según nos relató Pablo Arauz, técnico de la organización indígena Tacana II. Así como la castaña se constituye en un fruto que otorga condiciones sustentables de vida a las comunidades y al bosque, ocurre lo mismo con otros cultivos como el cacao amazónico. En conjunto, la conservación de los bosques de castaña como de cacao permiten aplicar técnicas agroforestales, que protegen el bosque y no lo destruyen. Esta es la experiencia de CIPCA, según Edgar Izurieta, técnico de esta institución: “no solo es una alternativa de desarrollo e ingresos económicos sino como elementos para restitución y consolidación de territorios disputados por terceras personas. Los indígenas han tomado consciencia de la importancia de los bosques para hacer manejo sostenible de los mismos”. 

Las funciones de los árboles y su importancia en las ciudades es parte de la campaña que emprende el colectivo árbol en Santa Cruz. Según Eliana Torrico, integrante de este Colectivo, anualmente se talan aproximadamente 300 árboles en ese municipio, por ello el trabajo de concientización en las ciudades para el cuidado del árbol urbano es urgente.