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“El potencial de agrícola de la Federación de Rusia es grande, en cuanto a exportación de productos agrícolas, quedaron atrás las décadas cuando la antigua Unión Soviética compraba toneladas de trigo para alimentar a su población. En aproximadamente 20 años las exportaciones de trigo han aumentado en un 30%. Hoy, la Federación de Rusia, recibe más ganancias por exportación agrícola que por exportación de armas”. Así explicó Artem Ustinov, Consejero Político de la Embajada de la Federación Rusa en Bolivia la experiencia de su país en el tema de agricultura.
Ustinov hizo la exposición en el programa Verdades Ocultas: la Hora de la Naturaleza, difundido por Radio ERBOL, a iniciativa del Grupo de Trabajo de Cambio Climático y Justicia.
Rusia es uno de los países que exportaba armas, petróleo y gas al mundo, al igual que otras potencias, en ese contexto los productos agrícolas como el trigo no tenían ninguna relevancia, en términos de exportación. Hoy las ventas del trigo se han incrementado en 10 millones de toneladas al año, a las que se suman las exportaciones de cereales que ascienden a 16 millones de toneladas y estas cifras se siguen incrementando. Este año la Federación de Rusia enviará grandes volúmenes de cereales a mercados extranjeros, la exportación de trigo puede llegar a los 32 millones de toneladas, según el Presidente de la Unión de Productores de Cereales, explica Ustinov.
A modo de ilustrar el proceso, el diplomático comenta que esto no fue siempre así, la Federación de Rusia tuvo que enfrentar varias adversidades: un territorio extenso con diferencias climatológicas, tierras áridas, difícil acceso al recurso hídrico, un gran número de habitantes, bloqueos y sanciones económicas, dependencia de la importación de alimentos para atender las necesidades de la población, entre otros. Hoy desde el 2014, persisten las sanciones a la Federación de Rusia, de parte de los países de occidente. “Son sanciones sectoriales económicas, pero fundamentadas en razones políticas en contra de Rusia; su modelo no funcionó, se hicieron más daño a sí mismos que a nosotros”, destaca.
La agricultura también enfrenta sanciones, pero éstas no afectan a la población -agrega- somos autosuficientes en productos de alimentación, logramos cubrir las necesidades alimenticias del 99% de la población; producimos cereales, trigo, carnes, leche, legumbres, todo lo que se requiere para el consumo diario de alimentos. “Los países de occidente pensaron que nos estrangularían con cosas gourmet, como el jamón español, el queso francés o el vino italiano, podemos vivir sin esos productos”, dice el diplomático.
Ustinov explica que después de las sanciones, su país ha reconfigurado todo su aparato productivo, su industria, su economía; mejoraron la producción de energía, hidrocarburos, agricultura (sostenible) y de otras áreas. Haciendo referencia a declaraciones del Ministro de Agricultura de la Federación Rusa, dice que la calidad del trigo ha mejorado notablemente y que en esta gestión serán el principal exportador de trigo a nivel mundial. Comenta que, según datos oficiales, el año 2017 los agricultores rusos recogieron la mayor cosecha de trigo de los últimos 40 años y estima que las ventas de este cereal, en dos a tres años, llegarán a 130 millones de toneladas de cereales, de las cuales 45 millones de toneladas serán exportadas.
Fabrizio Uscamayta, de Eco Tambo, comenta que Bolivia es un país que vive de sus recursos naturales como el gas, petróleo, minería y que podría mirar el ejemplo de la Federación de Rusia, que, pese a una serie de adversidades de diversa índole, ha optado por dar un fuerte impulso a la industria local y nacional, lo que le ha permitido alcanzar una soberanía de su base productiva y de exportación, a través de una política de gobierno ha fortalecido el aparato agrícola, priorizando lo natural y fresco. Ustinov complementó que los alimentos que ingresaban eran procesados y de baja calidad e incluían productos con transgénicos; “nuestra industria es potente, producimos productos frescos y de calidad”, concluye.
El diplomático señala que su país no produce suficiente carne, “estamos buscando nuevos socios, en el mercado global incluido el mercado latinoamericano”, en ese sentido, explica que han realizado gestiones para que Bolivia sea un proveedor de carne bovina, se han llevado a cabo las pruebas de certificación y sólo queda firmar un memorándum de entendimiento de exportación. “Tendremos un campo adicional de cooperación fructífera no sólo en hidrocarburos sino también en agricultura”, comentó.
Uscamayta destacó que ese es un ejemplo vivo que ilustra cómo enfrentar una situación de adversidad, en la que, a pesar de problemas climatológicos, de población y dificultades en el orden económico y político, el país –la Federación de Rusia- pudo salir adelante con un nuevo impulso a la agricultura sostenible que le permitió recuperar su soberanía, proveer alimentos de calidad a su población y convertirse en un importante exportador.
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