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La tensión en torno al 65 Congreso de la FIFA se masca ya antes de entrar en el estadio de Zúrich en el que se celebra. A mediodía, la policía confirmó una amenaza de bomba antes de la votación que deberá elegir al presidente del organismo. El aviso obligó a desalojar la sala donde se reúnen las delegaciones, pero tras confirmarse que se trataba de una falsa alarma se retomó la sesión.
El ambiente convulso en el que se desarrolla la elección ya se había evidenciado desde el comienzo de la jornada. Más de un centenar de simpatizantes palestinos se manifestaban frente a la puerta del Hallenstadion. Reclaman a las delegaciones que apoyen la moción de expulsar a los equipos y a la selección israelíes de la competición internacional por las trabas que sufren los jugadores palestinos para viajar entre Gaza y Cisjordania. Pero más allá de este asunto, la atención del día se centra en Joseph Blatter, que aspira a renovar su cargo por quinta vez consecutiva pese a la oleada de críticas que le ha llegado tras el escándalo de corrupción que estalló el pasado miércoles.
“Hay que dar un giro. Debemos cerrar filas e ir hacia adelante”, dijo Blatter en su alocución a los delegados de las 209 federaciones nacionales que forman el Congreso de la FIFA. El hombre que lleva dirigiendo el fútbol mundial desde 1998 insistía en el mensaje que ya había lanzado el jueves: quiere seguir al frente de la FIFA para emprender una limpieza por dentro. “Los próximos meses no serán fáciles. Estoy seguro de que van a llegar más malas noticias, pero es necesario para empezar a restaurar la confianza”, dijo Blatter el jueves, quizás previendo próximas revelaciones. Las autoridades estadounidenses avisaron de que lo conocido hasta ahora es tan solo la punta del iceberg.
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La lucha por la presidencia de la FIFA ha trascendido lo deportivo para entrar de lleno en el terreno político. Líderes tan destacados como el presidente ruso, Vladímir Putin, o el primer ministro británico, David Cameron, han intervenido en el debate. El primero para criticar una supuesta conspiración para relevar a Blatter de la presidencia, y el segundo para pedir la renuncia del suizo.
Las federaciones de fútbol de Estados Unidos y Canadá han anunciado que votarán por el rival de Blatter a la presidencia de la FIFA, el príncipe jordano Ali bin Al-Hussein, tras destaparse el escándalo de corrupción que ha salpicado a varios de sus actuales y antiguos dirigentes. Los dos países norteamericanos se suman así a la mayoría de asociaciones europeas y a otros países como Australia y Panamá que también han anunciado que este viernes apoyarán al príncipe Alí.
El presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol, Sunil Gulati, relacionó incluso el resultado de la votación con las posibilidades futuras de EE UU de albergar una Copa Mundial. "¿Me gustaría que EE UU albergase un Mundial en el futuro? Claro que sí. Pero para mí, y para el fútbol de EE UU, un mejor gobierno y más integridad en la Concacaf y la FIFA son mucho más importantes que albergar cualquier torneo internacional", apuntó Gulati.
La federación estadounidense ya anunció el miércoles -el día en el que se produjeron los arrestos de altos cargos de la FIFA en Suiza- su apoyo a la investigación iniciada por las autoridades de EE UU. El presidente de la Asociación de Fútbol de Canadá, Victor Montagliani, anunció que votará por el príncipe Ali. "La organización necesita un cambio definido, refrescarse. Y creo que necesitamos gobernar el juego de una manera mejor", indicó.
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