Carlos Saucedo, apodado El Caballo, se ha convertido en la sensación del fútbol boliviano
Carlos Saucedo, apodado El Caballo, se ha convertido en la sensación del fútbol boliviano después de conseguir 40 goles en 44 partidos, una marca descomunal que ha servido para que la prensa latinoamericana se fije en este curioso depredador del San José de Oruro, una de las ciudades más altas del mundo, a 3.735 metros de altitud, entre los departamentos de La Paz y Potosí, y le catalogue como el Messi boliviano.
Saucedo, además, se ha convertido en un héroe nacional de Bolivia gracias a Xabier Azkargorta, que apostó por él, un delantero hasta entonces inédito con la selección andina, para el partido más trascendental que afrontaba La Verde para seguir manteniendo esperanzas clasificatorias para el Mundial de Brasil 2014: Uruguay. El vigente campeón de América y cuarta mejor selección del mundo claudicó en toda regla en La Paz y ese día Saucedo debutó a lo grande, marcándole tres goles a los charrúas (4-0), redondeando con este brillante colofón el mejor año de su cortísima carrera futbolística.
Porque lo curioso de Carlos Saucedo es que alcanza la fertilidad goleadora con 33 años. Y más sorprendente es que el delantero de Santa Cruz comenzó su carrera como futbolista profesional muy tarde, a los 27 años.
Saucedo transformó 17 de estos 40 goles en el torneo Clausura y otros 23 en el Apertura, campeonatos que se disputan a lo largo de un año natural, con un promedio anotador de 0,90 tantos por partido. El Caballo, sobrenombre que le viene tras una reprimenda de un profesor en la etapa del instituto, se convirtió de esta forma en el primer jugador boliviano que lidera la clasificación goleadora de su país desde 2004, año en el que José Martín Menacho, del Real Potosí, destacó con 24 dianas.
Fue precisamente el padre de Saucedo quien retrasó su eclosión balompédica porque no veía futuro en ese campo tan inestable. "Como todo padre él quería que estudiara, pero a mí me encantaba jugar. Entonces mi papá, cuando veía que corría hacia la cancha, me llamaba y me llevaba a trabajar junto con él para que le ayudara en labores de albañilería. Era su ayudante. Pero yo me escapaba. Fue una adolescencia dura y complicada, pero aprendí a valorar las cosas. Mi papá no entendió que el fútbol me daría plata. Ahora se siente orgulloso y no hablamos más de aquel tema", confiesa Saucedo.
Pero cuando logró escapar de la tutela paterna, el delantero de San José fue dando tumbos por equipos de medio pelo hasta que el legendario goleador boliviano Tucho Antelo le dio la oportunidad de formar parte de Oriente Petrolero en 2006. Sin embargo no tuvo suerte, porque entonces el Oriente tenía a uno de los mejores goleadores del país, José Alfredo Castillo, y jugó poco.
De Oriente pasó al Bolívar donde destacó, cuajando una buena campaña en 2007, motivo por el que fue fichado por el Deportivo de Quito, aunque allí apenas tuvo oportunidades de mostrar su talento.
