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Hace solo seis semanas, Twitter hizo un experimento. Decidió duplicar el límite de caracteres a alguno de sus usuarios para observar su comportamiento. Quería saber si los 140 caracteres eran un impedimento a la hora de hacer un uso frecuente de su plataforma.
Tras este tiempo han decidido hacer un cambio que para los más puristas atenta contra la esencia del servicio y, para la mayoría, será un alivio. En lo sucesivo, el límite de Twitter serán 280 caracteres, el doble del original, salvo en japonés, coreano y chino, idiomas en los que los 140 sirven para expresarse con holgura. La entrada en vigor desde la medida será paulatina desde hoy y en pocas semanas lo tendrán todos.
Aliza Rosen, responsable de producto, explica cómo han tratado de encontrar un equilibrio: “El objetivo era ampliar el límite de caracteres a la vez que manteníamos la velocidad y la brevedad propias de Twitter. Tras analizar los resultados, anunciamos que hemos logrado el objetivo y que implementaremos este cambio a todos los idiomas en los que la restricción de 140 era una barrera”.
Como era de esperar, los usuarios que tenían la opción de usar 280 caracteres intentaron llevarlo al límite, por el efecto novedoso, hasta que se normalizó: “Hemos observado que cuando las personas han necesitado tuitear con más de 140 caracteres, lo han hecho más fácilmente y más a menudo. Y lo que es más importante, la mayoría de las veces los usuarios no han sobrepasado el límite de los 140 caracteres, preservando así la naturaleza de brevedad de Twitter”.
La red social no ha aportado datos de cuántos usuarios han sido parte del experimento, pero sí apoyan una conclusión que les ha impulsado a dar 280 caracteres a todos: “Tener más espacio hace que sea más sencillo para las personas comprimir sus pensamientos en un tuit, por lo que pueden expresar mejor lo que quieren y enviar tuits más rápido que antes”.
A Twitter le obsesiona que sus usuarios sean recurrentes, que usen con frecuencia la plataforma. No solo para emitir, sino también para apoyar o compartir. “Además de tuitear más, las personas que tenían más espacio para tuitear recibieron más interacciones (me gusta, retweets, menciones), obtuvieron más seguidores y pasaron más tiempo en Twitter. Las personas que han participado en el experimento nos han comentado que un límite mayor de caracteres les ha hecho sentirse más satisfechos con la forma en la que se expresan en Twitter, con su capacidad para encontrar buenos contenidos y, con Twitter en general”, sostiene Rosen.
Con la llegada del presidente Trump, Twitter ha ganado protagonismo en la conversación pública, pero esa no es la única métrica que miden sus inversores. Desde la vuelta de Jack Dorsey a Twitter, la red social ha realizado un gran número de cambios. Hicieron que incluir una foto no reste caracteres del mensaje, la estrella para marcar un tuit como favorito por un corazón, como hacen la mayoría de redes sociales. Sus últimos resultados financieros reflejan un crecimiento del uso diario del 12% durante los tres trimestres más recientes.
Fuente: El País
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