Boca y River empataron en un Superclásico trabado
El Superclásico del fútbol argentino terminó con más tristezasque alegría. En La Bomboneraempataron 1-1, en un partido interrumpido en más de una ocasión por lascargadas de los hinchas locales y por la pirotecnia. Al margen, el resultado nole sirvió ni a River, que dejó pasar la chance de acercarse a la punta, ni aBoca, que acumula 11 encuentros sin ganar, la racha más larga de su historia entorneos locales.
Lo mejor que tuvo el partido fue el primer tiempo. River nole dio tiempo a Boca de acomodarse y a los 43 segundos ya lo tiró a la lona conun golpazo, el más rápido en la historia del Superclásico. Juan Iturbe rompióen la puerta del área, Guillermo Burdisso quiso recuperar y en su intento porrechazar le entregó la pelota a Carlos Sánchez, que estaba por derecha. Eluruguayo, sin dudar, se acomodó y sacó un centro perfecto y quien se infiltróentre Caruzzo y Nahuel Zárate para cabecear fue Lanzini. Frentazo cruzado y golmillonario en el amanecer del partido.
El sacudón del arranque cambió los planes del juego.Porque River se sacó de encima la presión de salir a ganar y Ramón tuvo queponerse a pensar en cómo aguantar a un Boca que golpeado iba a salir a buscarel empate. La idea de Bianchi fue quizás la que menos se modificaba. Boca ya dearranque se había propuesto salir a buscarlo, aunque su defensa le mezcló lospapeles y le puso muchísimo peso a una mochila que ya venía cargada.
Con ese panorama, el local salió a presionar más arriba yRiver tuvo que refugiarse. Pero Boca, jugando en campo contrario, comenzó aregalar el fondo para el beneficio millonario. Iturbe intentó aprovecharlo,pero aunque llegó al fondo, Funes Mori se escondió detrás de un defensor y lapelota viajó hasta sus pies. El mellizo también, pero Orion estuvo atento anteun remate desde la puerta del área.
¿Más? Sí. A los 33, Leonel Vangioni lanzó un tiro libre a labarrera local, pero el rebote quedó en los pies del propio Funes Mori, quienremató apenas por arriba del travesaño Y a los 34, Carlos Sánchez también quedóde frente al arquero sin resistencia y quiso colocarla por encima de Orion,pero el toque perdió dirección y se fue desviado. Esa chance desperdiciada iba a cambiar el partido.
Boca,en la primera de peligro, pegó tan fuerte como Lanzini. A los 39, Walter Ervitiensayó una muy buena maniobra en el área rival para darle un pase a SantiagoSilva, que marcado y todo la tocó cruzada y marcó el 1-1, también inesperado,pero ahora para Ramón y sus dirigidos.
El segundo tiempo no iba a tener nada de lo que tuvo elprimero. Ni goles, ni emoción. El partido se hizo parejo y trabado y las chancesabundaron. Los protagonistas pasaron a ser los de afuera. Primero Ramón Díaz,expulsado por Germán Delfino, contestándole a los hinchas que le gritaban “Vossos de la B”. Después,los violentos locales, que pararon el encuentro con bengalas de humo y barrastrepados en el alambrado vestidos de fantasmas con una “B” y los colores de River.
Sobre el final, después de una segunda interrupción delencuentro por una bengala que cayó detrás del arquero Barovero, Boca casi logana en un corner. Evangelista la tocó en el primer palo y el arquero evitó elgol con buenos reflejos. Después, sólo iba a haber tiempo para que Delfinoexpulsara a Burdisso. Así se fue un triste Superclásico, donde el fútbol volvióa quedar en segundo plano. Mientras, siguen ganando los violentos.
(Tomado de El Clarín)
