No le den bola a la demanda marítima boliviana

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Alan García dice a chilenos:
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“Le digo algo, no le den bola a la demanda de Bolivia”, dice Alan García Pérez, bajando el volumen de la voz, como si pretendiera dar un consejo en secreto, aprovechando su breve estadía en Santiago con motivo de una charla a una asociación empresarial. La visita -la segunda en menos de un mes- de quien fuera dos veces presidente de Perú (1985-1990/ 2006-2011), tuvo lugar el jueves, un día después de que Bolivia presentara la demanda marítima ante el Tribunal Internacional de La Haya, informa La Tercera.

 

En el documento, La Paz pide al tribunal que imponga a Chile “la obligación de negociar de buena fe y con eficacia con Bolivia, con el fin de llegar a un acuerdo que otorgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al océano Pacífico”. El gobierno paceño sostiene la demanda en el derecho expectaticio, es decir, en el supuesto incumplimiento de Chile de una serie de promesas de negociación que habría planteado en más de 100 años. “Los argumentos de la presentación boliviana no tienen solidez (...). No creo que Bolivia logre un mandato judicial en contra de Chile”, afirma el ex presidente limeño, el mismo que llevó a Chile a juicio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por los límites marítimos, fallo que debería conocerse antes de mediados de julio.

 

¿Cómo califica usted la demanda que presentó Bolivia en contra de Chile en el Tribunal de La Haya?

 

Pienso que Chile debe aguardar con mucha serenidad y mucha unión de sus fuerzas políticas la respuesta que dé la corte a ese planteamiento, el que es totalmente diferente a la propuesta peruana. La presentación boliviana es mucho más débil, más frágil. El concepto de derecho expectaticio más suena a deseo expectaticio. No sé si el concepto de derecho expectaticio sea aceptable para la corte.

 

¿Cuáles son las principales debilidades de la demanda boliviana?

 

Los argumentos de la presentación de Bolivia no tienen mucha solidez, porque parte aceptando la validez del Tratado de 1904. Este es reconocido por La Paz como válido y vigente. Si Bolivia dice que no va a tocar el Tratado de 1904, desde ese momento no sé qué puede hacer con una demanda. No queda para Bolivia sino esperar que, de buena voluntad, a través de una negociación bilateral a lo largo de los años, porque esto es algo progresivo, se logre una solución. Nosotros siempre hemos dicho que este es un tema bilateral y que ojalá pudiera haber una solución bilateral.

 

Bolivia pide a la corte que obligue a Chile a negociar de buena fe un corredor soberano con continuidad territorial. ¿Esa es una petición posible?

 

No creo que eso esté dentro de las facultades de la corte. Bolivia podría haber recurrido a la OEA, a la Unasur o a la Federación de Pueblos Chinos, daría lo mismo. Solicitar que se pida el inicio de un diálogo se ha hecho muchas veces. Pero pedir que se obligue a abrir un diálogo para obtener algo predeterminado, eso no se ha hecho jamás y creo que está fuera de toda posibilidad. Normalmente, uno puede pedir a un tribunal que ante una situación de indefinición, el tribunal dé una definición. O ante el incumplimiento de un tratado, falle ordenando el cumplimiento del tratado. Pero lo otro, lo que está pidiendo Bolivia, está fuera de todo ordenamiento jurídico.

 

¿Las negociaciones que inicia un Estado con otro Estado y que no llegan a término, generan obligaciones futuras?

 

En absoluto, no generan ninguna obligación posterior, todo depende de las circunstancias y del mandatario que expresó en un momento determinado esa voluntad. Pero expresar una voluntad no implica una obligación. Nunca he escuchado que se haya planteado una demanda en los términos que lo ha hecho Bolivia contra Chile.

 

¿La demanda boliviana es inviable?

 

Jurídicamente no es adecuada. Todos los países tienen el derecho de ir a la Corte a expresar sus puntos de vista, que tengan éxito o no ese es otro problema. Todos podemos solicitar lo que creemos nos conviene, pero otra cosa es el fundamento jurídico con que hacemos esa presentación. Los jueces juzgan de acuerdo al mérito de los fundamentos jurídicos.

 

¿Qué habría llevado a Evo Morales a presentar esta demanda?

 

Estos temas de reivindicaciones históricas siempre tienen que ver con los procesos de reelección. Imagino que es eso y creo que la opinión internacional también se dará cuenta de las motivaciones que hay detrás de esta demanda. Hay que ser muy claros. En este tema, todo depende de la voluntad de Chile, aquí nadie puede exigirle o imponerle a Chile nada. Por eso es que es tan diferente del diferendo que tenemos entre el Perú y Chile y que esperamos se solucione en favor de quién sea, pero pronto, para continuar nuestra labor de crecimiento y desarrollo. En el caso de Perú y Chile, los peruanos creemos que tenemos la razón, sabemos que tenemos la razón y dejamos en manos de la corte que defina. Lo que nosotros le decimos a la corte es que no hay un tratado de límites marítimos con Chile. Bolivia, en cambio, reconoce que tiene un tratado vigente con Chile, ¿qué impugna entonces? Con ese criterio, entraríamos a revisar cualquier cosa: los límites de China y Rusia, de Alsacia y Lorena. ¿Cómo es la cosa?

 

¿Evo Morales sepultó la posibilidad de retomar con el próximo gobierno chileno la discusión del tema del mar?

 

Las cosas nunca se sepultan para siempre. Pero de lo que no hay dudas, es de que Morales al menos ha alargado los plazos en los cuales Chile pudiera acceder, por alguna razón, a sentarse en una mesa de negociación con el fin de llegar a una solución que satisficiera a Bolivia. En la medida que haya una demanda ante la Corte de La Haya, va a ser difícil, por no decir imposible, que en Chile haya voluntad de sentarse a negociar. Con la demanda boliviana se ha hecho mucho más difícil que se retome un diálogo que permita alcanzar una solución por cualquier forma, ya sea a través de un canje territorial, como algún día se habló, o a través de un enclave que no rompa la continuidad territorial de Chile. Pero todo eso lo debió haber medido La Paz antes de tomar el paso de presentar la demanda.

 

Los gobiernos de Perú y Chile, desde el inicio del juicio en La Haya, insistieron en que respetarían el fallo. Evo Morales no lo ha dicho nunca. ¿Cree que Morales midió realmente los pros y contras de haber entrado en un juicio internacional?

 

Francamente, es muy difícil entender la forma de pensar de Evo Morales, por eso es muy difícil aventurar una opinión.

 

Bolivia presentó la demanda a dos meses de que se conozca el fallo de Perú contra Chile. ¿Puede tener algún efecto sobre el caso peruano?

 

No me imagino que se crucen en nada y espero realmente que sea así. Cada uno en su área, nosotros los peruanos no debiéramos vernos involucrados en absoluto en este planteamiento que ha hecho Evo Morales.

 

Bolivia pide a la corte un corredor soberano al mar. El único lugar donde se le podría dar sin que rompa la unidad territorial de Chile es al norte de Arica, en territorio ex peruano. ¿Perú debiera solicitar los antecedentes de este juicio?

 

Bolivia no fija ni establece su petición en un lugar determinado, lo que pide a la corte es que obligue a Chile a negociar los términos de un corredor. Pero independientemente de eso, si yo fuera presidente del Perú en este momento, no me involucraría. Perú no debiera meterse en este juicio.

 

¿Usted apoyaría que Chile le dé un corredor a Bolivia por el norte de Arica?

 

Este es un tema bilateral, que sólo Chile y Bolivia pueden tratar, no diré nada más.

 

Por la experiencia de Perú en La Haya, es posible estar en la corte y, al mismo tiempo, recurrir a otros foros internacionales (OEA o la Celac), como pretende Bolivia con su aspiración marítima?

 

No, jamás. Nosotros no lo hicimos y no lo hubiéramos hecho nunca. Cuando uno va a la Corte de La Haya, está en La Haya. No puedes faltar el respeto a los jueces, decirles, mire, les traigo este pedido para que lo examinen y juzguen, pero al mismo tiempo estar diciéndoles: como no creo en ustedes ni me interesa lo que opinen, igual voy a llevar este tema a otros lados. No me imagino que Bolivia haga eso, supongo que tendrán algún mínimo de criterio de respeto por la corte. Los demás países lo que tienen que decirle a Bolivia es, usted ha llevado este asunto a La Haya, no nos meta más en ese asunto. A la inversa, los jueces de La Haya pueden decirle: si usted está recurriendo a otros foros y a otros países, entonces no venga aquí.

 

Perú tardó más de cinco años en preparar su demanda contra Chile. ¿Es posible armar un caso sólido en menos de dos años, como lo hizo Bolivia?

 

Los procesos en La Haya son complejos, deben primero ser capaces de superar una serie de cuestiones previas. Habría que ver primero si el documento de Bolivia es capaz de superar esa etapa de las cuestiones previas.

 

¿Usted cree que no?

 

Tendrán que argumentar mucho, porque tal como se conoce hasta ahora... (el ex mandatario peruano arrisca la nariz y con sus manos dice que no)... No sé si de pronto la corte le pueda pedir a Bolivia que amplíe los fundamentos.

 

Hace un par de semanas, el canciller David Choquehuanca fue a Lima y tras una reunión con su par peruano, Rafael Roncagliolo, dijo que Perú asesoraría a Bolivia en la demanda. Aunque fue desmentido de inmediato, ¿no considera peligroso que Bolivia intente involucrar a Perú?

 

La posición del Perú siempre ha sido que ojalá hubiera un entendimiento dependiendo de la voluntad de las dos partes (Chile y Bolivia). Pero meternos al medio no tiene ningún sentido ni beneficio para ninguno de los tres países. ¿Por qué dijo eso Choquehuanca?... ese es otro cerebro al que me es muy difícil entrar.

 

En mayo de 2012 dijo que “jamás hay que buscar una escapatoria internacional cuando los problemas internos aprietan”. Evo Morales se autoimpuso en la Constitución de 2009 la obligación de desahuciar o renegociar el Tratado de 1904 en diciembre de este año. ¿Con esta demanda, Morales está buscando una escapatoria al problema interno que se generó?

 

La presentación de esta demanda es para no faltar al cumplimiento de esa obligación constitucional, lo cual podría explicar, además, por qué Evo Morales se apresuró en presentar esta demanda con tan pocos argumentos.

 

Entre 2008 y 2010, usted tuvo una pésima relación personal con Morales. Se dijeron de todo. Lo menos que le dijo él fue “gordo capitalista”, pero pudo recomponer la relación con el presidente boliviano. ¿Qué consejos le daría al Presidente Piñera para mejorar las cosas con Morales?

 

(Ríe al recordar esa frase que le lanzó el mandatario paceño) Con Perú, Bolivia no tenía ninguna reclamación cierta o expectaticia. Los dichos de Morales no eran más que palabras. Por eso era mucho más fácil restablecer las cosas, ponernos de acuerdo en dejar atrás todos esos adjetivos que nos dijimos. En el caso de Chile, no creo que tengan que preocuparse del tema, porque no creo que sea posible cambiarlo en lo que queda del gobierno de Piñera. Pero hay que dejar en claro que no ha sido el Presidente Piñera el que ha comenzado esa escalada de adjetivos con Evo Morales.

 

El fallo de la demanda entre Perú y Chile se conocerá en menos de dos meses. ¿Cómo ha sido el manejo de las expectativas frente a la resolución de los jueces de La Haya?

 

Se ha hecho muy bien por ambos países, en el sentido de mantener las relaciones lo más fluidas posible, focalizar el tema de la demanda por los límites marítimos en La Haya, y en paralelo, afirmar la gran cantidad de puentes que se han tendido entre los dos países, no sólo los puentes económicos y comerciales, también los puentes culturales, políticos. Estoy convencido de que el tema entre Perú y Chile lo hemos llevado de la mejor forma posible y que la decisión de respetar lo que diga la Corte, expresado por los sucesivos gobiernos de Chile y Perú, es lo mejor que ha podido haber.

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