Emergentes acuerdan crear una alternativa al BM
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica representan el 25 por ciento de la economía y el 40 por ciento de la población mundial. Reunidos esta semana en Durban, sus gobiernos han acordado crear un banco controlado por ellos para financiar obras de infraestructura en sus países, y evitar así la dependencia hacia entidades como el Banco Mundial, tradicionalmente ligado a los intereses de Estados Unidos, Japón y las potencias europeas.
Las cinco potencias emergentes aglutinadas en el grupo BRICS (las iniciales de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) afinan en la cumbre de Durban (Sudáfrica) los detalles que permitirán sacar del papel a un nuevo banco de fomento, como alternativa al Banco Mundial, para financiar obras de infraestructura.
“El banco dirigido por los BRICS movilizará el ahorro interno y aportará financiación conjunta a infraestructuras en regiones en desarrollo”, estimó este miércoles el presidente sudafricano, Jacob Zuma, informa AFP.
El ministro de Comercio de Sudáfrica, Rob Davies, matizó que aún se estaban negociando detalles del acuerdo: “Obviamente habrá un proceso de implementación del resto de los detalles”.
Las conversaciones proseguirán en septiembre en Rusia, paralelamente al G-20 previsto en San Petersburgo, afirmó por su parte el ministro de Finanzas ruso, Anton Silaunov.
La creación de este banco pretende establecer una infraestructura de préstamos para proyectos de desarrollo, en paralelo al Banco Mundial, principal actor en ese campo desde hace siete décadas. Se trata de un proyecto clave para el objetivo de los BRICS de construir alternativas a las instituciones dominadas por las potencias occidentales.
El Banco Mundial dijo el martes que celebraba la creación del nuevo banco y que estaba “listo” para trabajar “estrechamente con esta nueva entidad para terminar con la pobreza”.
En términos más generales, los BRICS –que representan el 25 por ciento de la economía y el 40 por ciento de la población mundial– procuran acrecentar la cooperación entre ellos y tener más influencia internacional, reflejando los nuevos equilibrios planetarios ante un Occidente sumido en la crisis económica.
Zuma volvió a referirse a un proyecto de cable submarino que permita la transferencia de datos de banda ancha de Brasil a Rusia a través de Sudáfrica, India y China.
El presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, dijo que también se ha avanzado en las negociaciones para crear un fondo común que fomente el comercio, y que contaría con unos 100,000 millones de dólares.
Los acuerdos de swaps de divisas –que permitirán comerciar en moneda local, con la intención de sustraerse a la hegemonía del dólar– abrirán además la puerta a los socios de China para tocar alguna porción de los 3.3 billones de dólares de reservas en divisas sobre los que se sienta la segunda economía mundial.
China y Brasil firmaron el martes un acuerdo de ese tipo (ya delineado en junio), por 30,000 millones de dólares. Para Tombini, este acuerdo resultará útil “en caso de turbulencias en los mercados financieros”.
Esos fondos se podrán usar para respaldar el comercio si los dólares llegaran a escasear en los mercados e incluso en casos de crisis global como la de 2008.
No solo será el banco
Los cinco países del grupo BRICS también aspiran a crear una agencia de calificación, un mecanismo de reaseguros, un consejo de empresarios o una clasificación de las universidades.
En el ámbito diplomático, los participantes en la cumbre recibieron un pedido del presidente sirio, Bashar al Asad, de interceder para detener la violencia que desde hace dos años arrecia en su país. Gran parte de los países occidentales y árabes reconocieron a la oposición como legítima representante de Siria, sumida en una guerra civil.
El presidente ruso, Vladimir Putin, llamó a los BRICS a “coordinar iniciativas para encontrar una solución pacífica a la crisis siria”.
La sesión de este miércoles también estará ampliamente consagrada a discutir el desarrollo de África, que espera beneficiarse el dinamismo de los BRICS, aunque con temores ante el poderío de China, a menudo denunciada por imponer condiciones de comercio con efectos equiparables a las de las viejas metrópolis coloniales.
La cumbre da lugar a encuentros bilaterales, como el que a últimas horas de la tarde del miércoles celebrarán el nuevo presidente de China, Xi Jinping, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.