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Cambridge Analytica, la consultora que desempeñó un papel central en el escándalo de la masiva filtración y uso no autorizado de datos personales de Facebook, ha anunciado este miércoles que echa el cierre. La compañía británica, que trabajó para la campaña presidencial de Donald Trump, procederá a iniciar los procedimientos concursales. La misma suerte correrá el conjunto del grupo SCL al que pertenece.
La compañía ha estado envuelta en un escándalo desde que, a mediados del pasado mes de marzo, una investigación periodística de The Guardian y The New York Times reveló que datos personales de hasta 50 millones de estadounidense habían sido obtenidos irregularmente de Facebook y utilizados indebidamente para fines electorales. El escándalo ha puesto también en aprietos a la todopoderosa empresa tecnológica estadounidense, que se ha visto obligada a revisar sus condiciones de privacidad y su gestión de la información personal que depositan los usuarios en la red social.
Cambridge Analytica defiende su inocencia y se dice “vilipendiada por actividades que no solo son legales, sino ampliamente aceptadas como un componente estándar de la publicidad online, tanto en la arena política como en la comercial”. “A pesar de la firme confianza de Cambridge Analytica en que sus empleados han actuado de manera ética y legal, el asedio de la cobertura mediática ha alejado a todos los clientes y proveedores de la compañía”, explica la consultora en un comunicado. “Como resultado, se ha determinado que ya no es viable continuar operando el negocio”.
Uno de los propietarios de la compañía es el multimillonario estadounidense Robert Mercer, financiador de la campaña de Trump y uno de los impulsores de la llamada derecha alternativa norteamericana que ayudó a llevar al candidato republicano a la Casa Blanca.
Los problemas de Cambridge Analytica comenzaron cuando su exdirector tecnológico, Christopher Wylie, canadiense de 28 años, contó en la prensa que la compañía había comprado datos de millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento. Los datos se obtuvieron a través de una aplicación de perfilado psicológico desarrollada por un investigador de la universidad de Cambridge, explica Wylie, que permitía acceder a información no solo de quienes utilizaban la herramienta, sino también de sus amigos. Los datos cosechados fueron supuestamente entregados a Cambridge Analytica, quebrantando las normas de Facebook. Wylie denuncia que la información obtenida se utilizó para perfilar votantes y dirigirles propaganda política personalizada y noticias falsas. Eso les permitió, según Wylie, influir en las elecciones estadounidenses y también, a través de empresas vinculadas, en otros procesos electorales como el referéndum del Brexit.
Fuente: El País
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