Seguridad
Tragedia de LaMia
Ximena Suárez reveló que el avión se apagó en pleno vuelo
Foto tomada de RCN.


Miércoles, 30 Noviembre, 2016 - 12:22

“El avión se apagó por completo y tuvo un fuerte descenso, seguido de un gran impacto”. Con estas palabras la azafata del RJ85, de la empresa LaMia, de Bolivia, Ximena Suárez, narró el final del vuelo y, de paso, el sueño del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, que arribaba lleno de optimismo a Medellín para disputar la final de la Copa Suramericana ante Nacional.

Al conocerse la noticia, en Medellín, donde todo era fiesta entre la hinchada verde, que también soñaba con ganar el trofeo, el ambiente se transformó en angustia y gran gesto de solidaridad de los seguidores del Nacional y toda la ciudad con las víctimas de la tragedia y sus familiares.

Al apagarse, la aeronave se vino al piso y se partió en pedazos. De sus 77 ocupantes sobrevivieron 6. Uno de ellos murió en el lugar momentos después de ser socorrido, mientras que los seis restantes se recuperaban anoche en distintos centros asistenciales del Oriente antioqueño.

Pese al impacto y a sufrir serias lesiones, Jimena se mantuvo consciente y narró ese instante final a los socorristas que la recogieron pasadas las 12:30 de la madrugada, 2 horas y 15 minutos después de que la torre de control del aeropuerto José María Córdoba de Rionegro perdió contacto con la aeronave, luego de que esta diera dos vueltas sobre el terminal, mientras esperaba orden para aterrizar.

El avión cayó sobre una de las lomas del cerro Gordo, de La Unión, cuya altura máxima es de 2.400 metros.

Con los bomberos de El Retiro, una de las primeras autoridades que se hizo presente en el sitio fue el comandante del batallón Juan del Corral, de Rionegro, coronel Wilson Cardoso Ulloa, quien relató a EL COLOMBIANO, que llegó al lugar antes de las 12:00 p.m., que al momento del accidente la bruma era tan densa que impedía ver más allá de unos cuantos metros. Antes que los organismos de socorro llegaran al sitio, finqueros y policías de una base cercana acudieron a la zona para socorrer a posibles sobrevivientes.

Era tan densa la niebla que los socorristas, policías y militares se movían en absoluto silencio para identificar algún tipo de lamento.

Entre el bosque y un potrero, EL COLOMBIANO encontró, en esa madrugada gélida, una estela de objetos diseminados por todos lados. Entre el fuselaje y las latas retorcidas de la aeronave también se observaban los cuerpos, muchos de ellos despedazados de los deportistas, tripulación y acompañantes, entre los que figuraban 20 periodistas.

Luego de que los enfermeros del Ejército y los que llevaban los bomberos empezaron a sacar a los heridos y trasladarlos a las ambulancias, debido a lo fangoso del terreno, tuvieron que recurrir a vecinos del sector, que con camionetas 4x4 ayudaron a remolcar las ambulancias que quedaron atrapadas en el barro.

Con el paso de los minutos llegaron más organismos de socorro y autoridades de Medellín y otros municipios cercanos, que se unieron a la búsqueda de desaparecidos entre la niebla y una temperatura que no superaba los 2 grados centígrados.

En ese ambiente fueron rescatadas las primeras cinco víctimas. Dos horas antes del amanecer los bomberos escucharon cerca del fuselaje del avión los gemidos de otra persona que, por su juventud y cuerpo atlético parecía ser uno de los integrantes del Chapecoense.

Indicios e hipótesis

Si bien todo lo que se diga sobre un siniestro en aviación, antes de que una investigación no llegue a conclusiones comprobadas, seguirá siendo solo especulación.

Existen, de momento, indicios fuertes de las que podrían ser las causas de la tragedia. Mientras que la pesquisa internacional avanza respecto al vuelo 2933 de LaMia, EL COLOMBIANO consultó con expertos vinculados a la aeronáutica colombiana acerca de los posibles factores que generaron este incidente.

El primero que sale a relucir para todas las fuentes es, sin duda, el hecho de que un avión, como el Avro RJ85, fuera utilizado para un trayecto de 2.960 km, cuando la aeronave tiene una autonomía de vuelo de 2.965 km. Esto es, la planeación de vuelo fue hecha con márgenes muy justos desde su despegue.

Julio Consuegra, instructor de vuelo de la Escuela JEC y autor del libro Principios y Fundamentos de Aviación, resaltó la importancia de realizar una buena planeación previo al despegue, que tenga en cuenta cualquier contingencia que pueda darse en el trayecto y calificó estos datos como un claro indicio de lo que pudo ocurrir.

“El avión sí es limitado para esa ruta. Yo volaba un RJ100, muy parecido, para SAM en los años noventa. No se trata en todo caso de una aeronave anticuada, cuenta con todos los sistemas. Pero las siglas RJ representan Regional Jet, es decir que es para rutas cortas, generalmente locales, de dos horas. La operación del avión fue estirada hasta su límite y de una forma indebida”, argumentó.

Fuente: El Colombiano