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En medio de incertidumbres y susceptibilidades aguardamos los resultados de las elecciones de Estados Unidos. La Demócrata Hillary Clinton y el Republicano Donald Trump disputaban la silla presidencial y por ende los destinos de su política capitalista, transnacional y entrometida en temas de otros Estados.
El resultado fue claro, la mayoría de la ciudadanía estadounidense optó por el sueño americano que vendió Trump en su discurso de campaña, como buen comerciante del show que es.
Tras conocerse la victoria inesperada de Donald Trump, fueron los mercados internacionales de commodities los primeros en sentir el efecto de esa burbuja especulativa comercial.
El primero fue en el mercado del cobre; después de dos años complejos para Chile y su metal rojo, la elección de Donald Trump trajo una buena noticia para los indicadores económicos de ese país; en sólo tres días todo cambió y el precio del cobre llegó a un precio de 2,67 dólares la libra fina (LF), lo cual representa un significativo avance de 19,4% a su precio, en sólo tres días.
A este caso también se sumó las especulaciones sobre mayor demanda que influyeron en el alza de los precios de otros metales, como el zinc y el acero.
El oro también se benefició de la incertidumbre y su precio rompió la barrera de los 1.300 dólares la Onza Troy (OT); luego de cotizar alrededor de los 1,250 dólares la OT varios meses.
Sin embargo, las estimaciones y alegrías de los vecinos chilenos parecen no contemplar que Estados Unidos tiene un impacto limitado en el cobre, que sumados a otros factores como la volatilidad de demanda de China, empujarían que el precio del cobre bajenuevamente el 2017.
Al igual que Chile, en el país también sentimos estas alegrías en las intervenciones de algunos analistas y ejecutivos de empresas estatales, aseverando que este repunte de precios de materias primas, podría nuevamente constituirse en una oportunidad para nuestra actividad extractiva.
Según datos del IBCE las exportaciones bolivianas al mercado estadounidense entre enero y septiembre de este año sumaron 823 millones de dólares, frente a 613 millones en importaciones, con un saldo comercial de 210 millones a favor de Bolivia.
Dentro de este reporte de exportaciones un ítem vital es la exportación minero – metalúrgico, ya que Estados Unidos fue el destino de mayor parte de las exportaciones realizadas por Bolivia en las gestiones 2013, 2014 y 2015.
En la pasada gestión (2015), según datos del Ministerio de Minería y Metalurgia, el valor logrado por exportaciones minero – metalúrgicas alcanzó a 797 millones de dólares, cifra ponderable, aunque ésta se redujo en -52,9% respecto a la gestión 2014, inclusive por debajo de la gestión 2013, gestión en la que se logró 844 millones de dólares.
Hasta 2015, las exportaciones de minerales refinados y aleaciones hacia Estados Unidos abarcaba los minerales de: estaño, antimonio, plata, oro, plomo, cobre y aleaciones menores, mismos que se han ido consolidando sin variación alguna.
En este contexto nuestras conclusiones son claras, empezando por afirmar que el escenario de exportación de nuestra minería no va a cambiar.Antes de que Trump asuma el poder, estas exportaciones ya fueron descendiendo, acotando que en la gestión Obama a Bolivia no le fue muy bien en la parte política, diplomática y económica, pese avarios intentos de por medio paranormalizar relaciones con la designación de embajadores, sin que se haya alcanzado resultado favorable.
Lo segundo que podemos concluir; mientras el gobierno no haga realidad la tan prometida industrialización de nuestros recursos mineralógicos, que tengan base en la fundición o refinación de nuestra producción minera, seguiremos dependiendo del mercado internacional incluido Estados Unidos, para la venta de nuestros minerales; además, del comportamiento de las cotizaciones para la subsistencia de nuestra actividad minera – metalúrgica.
@alfredozaconeta
Es periodista
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