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La periodista húngara Petra Laszlo, mundialmente criticada por patear a refugiados que huían de la policía esta semana, ha pedido disculpas en una carta publicada en un diario ultraderechista de su país. “Lamento lo ocurrido”, escribe.
“La cámara estaba rodando, cientos de inmigrantes rompieron el cordón policial, uno de ellos corrió hacia mí y me asusté”, asegura la reportera gráfica, que fue inmediatamente despedida por la televisión cercana al partido ultra Jobbik para la que trabajaba.
“Ocurrió algo dentro de mí. Simplemente pensé que me estaban atacando y que tenía que protegerme. Es difícil acertar con las decisiones cuando la gente es presa del pánico”.
Laszlo asegura que está dispuesta a asumir su responsabilidad y recalca: "No soy una cámara racista sin corazón que patea niños. Y no merezco esta caza de brujas contra mí, ni la difamación ni las amenazas de muerte".
La reportera se presenta en su primera intervención pública tras el suceso como "una madre soltera en paro con hijos pequeños que tomó una decisión errónea. Lo lamento de verdad".
El incidente ha dado la vuelta al mundo de la mano de las redes sociales después de que el periodista alemán Stephan Richter lo difundiera en su cuenta de Twitter. En declaraciones a EL PAÍS, el máximo responsable de la cadena de televisión, Szabolcs Kisber, aseguró el miércoles que el comportamiento de László “no se corresponde con los valores que representa la cadena, tanto a nivel humano, como profesional. Es inadmisible”.
La periodista, que llevaba tres meses y medio trabajando para N1TV será denunciada ante la justicia por dos partidos minoritarios de la oposición.
El Comité Búlgaro de Helsinki (CBH) por los derechos humanos ha señalado que, como la periodista pateó a varias personas, podría enfrentarse a una pena de cárcel de entre uno y siete años, ya que los hechos están agravados porque la violencia está dirigida contra miembros de un colectivo.
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