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Texto: Rolando Carvajal
Al iniciar el servicio de la Línea Amarilla del teleférico, el Presidente habrá inaugurado también la segunda fase del mayor sistema gubernamental de trameaje masivo, modalidad de cobro por tramos, cuestionada a los choferes del transporte público tradicional que duplican ingresos “trameando” los recorridos y que el Estado persiste en agudizar y propagar en detrimento de los costos familiares de movilidad urbana.
En paralelo, su gobierno habrá insistido, asimismo, en no interconectar directamente los dos ejes, por ejemplo entre las terminales Feria 16 de Julio−Ciudad Satélite, habiendo abandonado una “línea azul”, de articulación entre las otras dos terminales: Estación Central y Curva Holguín, que con tarifa reducida calculado en 1.50 sí hubiera beneficiado a la mayoría de los usuarios (pese a el uso de trasbordos e interconexiones debiera ser gratuito) al construir un verdadero sistema y circuito intercomunicado, y no dos o tres ejes paralelos (incluido el proyectado Obelisco-Faro Murillo) tirando cada por su lado sin unirse nunca.
“Una de las primeras tareas dentro de la segunda fase es unir la línea roja con la amarilla o la verde para formar un sistema", había anticipado en junio pasado el ministro Vladimir Sánchez, sin cumplir su objetivo.
Pero el “plan maestro” de casi 700 millones de dólares, que al parecer ha seguido criterios más de “trameaje” y ganancia/rentabilidad que de uso social (¿la línea directa generaría menos ingresos y más gastos?), ha preferido, según anunció el presidente Morales en el último aniversario paceño, una conexión distante, obligando a una excursión –no gratuita, con seguridad− por la Av. Periférica, Villa Fátima, Villa Copacabana y San Antonio, para llegar al transbordo de la Curva Holguín, en Obrajes.
Gira que costará, al modo vigente, el pago de cinco tramos (tres adicionales) si el usuario quiere trasladarse desde el Cementerio a la U. Católica o el CIDES . Peor si va desde la UPEA.
Así, sin sistema técnico directamente interconectado, con criterios onerosos de trameaje; con derroche de recursos cuando faltan hospitales y colegios o mayor seguridad ciudadana, el Presidente habrá estrenado, una megaobra de impacto electoral pero que actualmente cubre el 1.7 % de las necesidades del transporte público local.
TARIFAS, INGRESOS Y COBERTURA MÍNIMA
A futuro y con las actuales tarifas, abordar en Chasquipampa o Achumani y llegar a la terminal de Irpavi, costará 3 Bs; pasar a la verde-amarilla hasta Ciudad Satélite, 5 (con rebaja de “un peso”) y 1.50 usar minibús u otro medio a La Ceja. Total: 19 Bs, ida y vuelta, que para una sola persona pudiera no importar, pero si va en familia aunque la más pequeña vaya en hombros, el costo sumará 76 : casi dos jornales de salario mínimo nacional.
Y en recaudaciones, al paso que se va: 2 MM/Bs. al mes, las tres líneas lograrían 72 millones al año, equivalentes a 10.2 MM/$us. requiriéndose no 40 años para reunir los 740 MM/$us. anunciados por el ministro de Obras Públicas, sino 73 años (¡hasta el 2087¡)
Por el mismo rumbo de expectativas decrecientes, se tiene que la línea roja promedia 35 mil transportaciones de pasajeros/día. Si acaso con la amarilla-verde se triplicara esa cantidad, apenas realizarían 100 mil viajes de los casi 2 millones que conforman la demanda diaria en La Paz y El Alto, es decir, el 5 % de lo que se requiere.
Y nunca el 20 % previsto por el ministro Sánchez en declaraciones del 31 de mayo pasado, lo que desnuda la verdadera esencia marginal del teleférico, “un maravilloso proyecto turístico”, como diría Juan Antonio Morales, de los pocos preocupados junto a Waldo Yanaguaya, investigador de San Andrés , sobre este artículo de lujo como medio idóneo de transporte masivo.
Pero eso no es todo. Si el negocio de la primera fase fue para los destinatarios de la inversión efectiva, el consorcio austriaco: 166.5 MM/$us, el mismo estado que recuperó 42.2 MM/$us. y los supervisores e implementadores del así llamado sistema, 25.8 MM$us. que comprenden otras compensaciones, de acuerdo con la versión oficial, el negocio de la segunda fase será de 450 MM/$us.
Y en total las 16 líneas de teleféricos importarán la friolera de 1.400 MM/$us. para “vivir bien” o “estar mejor”, según la intensiva y extendida propaganda en que se hallan empeñadas instituciones y empresas del régimen, obsesionado por la reproducción del poder a cualquier costo.
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