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El gobierno brasileño apoyará a Rio de Janeiro para garantizar la seguridad de la ciudad sede de la final del Mundial-2014, que arranca en 83 días, en medio de una ola de violencia que azota a varias de sus favelas.
El gobernador de Rio (sudeste), Sergio Cabral, informó este viernes que solicitó "a la presidenta (Dilma Rousseff) el apoyo de las fuerzas federales para el combate al crimen organizado en Rio de Janeiro", que además de la final recibirá otros seis partidos de la Copa del Mundo (12 de junio - 13 de julio).
La iniciativa ocurre después de una ola de ataques a unidades de la policía en las favelas durante las últimas semanas y que se tornaron más virulentos la noche del jueves. La violencia es atribuida al narcotráfico y puede poner en peligro el gran programa de pacificación iniciado en Rio en 2008.
El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, aseguró que la posición de la presidenta "ha sido muy clara de que el gobierno apoye al estado de Rio" y garantizó que ese problema no afectará la seguridad durante el torneo.
"Tenemos un excelente plan de seguridad para la Copa", afirmó, después de una reunión en Brasilia, en la que participaron también el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, José Carlos de Nardi, y el ministro jefe de Gobierno, Aloizio Mercadante. Acompañaron al gobernador, su secretario de Seguridad Pública, José Mariano Beltrame, y el jefe de la policía civil.
El tipo de ayuda y qué fuerzas el gobierno brasileño podrá enviar será definido el lunes, tras una reunión de las más altas autoridades de seguridad de lado en Rio.
- Ataque determinante -
El jueves de noche, cinco de siete unidades policiales en la comunidad Mandela del conjunto de favelas Manguinhos (zona norte), en la zona norte de la ciudad fueron atacadas con disparos.
Este viernes muchas escuelas permanecieron cerradas y la policía anunció un gran refuerzo de las patrullas, informó la prensa local.
El gobernador aseguró que la ola de violencia es "deliberada" y responsabilidad de "los jefes de las organizaciones criminales" que quieren recuperar el espacio perdido tras la pacificación de las favelas.
"La marginalidad intenta reocupar los territorios" y que "fracase la política de pacificación de las favelas", lanzó Cabral.
Por su parte, Beltrame afirmó en entrevista al canal Globonews que los ataques de la noche del jueves partieron de los jefes de una facción del tráfico de drogas, desde la cárcel.
- El Estado no retrocederá -
Cabral aseguró que "el Estado no retrocederá". "La población puede tener la seguridad de que actuaremos" y que las policías no saldrán de las favelas, dijo.
El gobierno de Rio de Janeiro lanzó en 2008 una campaña para hacer más segura la ciudad de cara a la Copa del Mundo de fútbol (del 12 de junio al 13 de julio) y los Juegos Olímpicos de 2016.
Numerosas favelas que estaban en manos de narcotraficantes o milicianos fueron ocupadas por la policía, que instaló en estas barriadas 38 comisarías o "Unidades Policiales de Pacificación" (UPP).
En las últimas semanas, no obstante, las UPP han sido blanco de ataques, atribuidos a narcos que intentan recuperar el poder en esas áreas. Así favelas "pacificadas" como Rocinha y Pavao-Pavaozinho, en la zona sur y más turística de Rio, o el Complexo do Alemao, han sido atacadas.
La seguridad pública en Brasil es atribución de las Policías Militares de los estados. El gobierno, sin embargo, dispone de una Fuerza Nacional --que depende del Ministerio de Justicia y las Fuerzas Armadas--, que es enviada cuando los estados solicitan su apoyo.
El gobernador aseguró que a pesar de los ataques, "el armamento del crimen organizado es mucho menor que hace años cuando comenzó esta política, la droga que circula se ha reducido mucho y cayó 65% el número de homicidios en las comundiades pacificadas".
Un total de 9.400 efectivos policiales patrullan las comunidades, explicó. (AFP)
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