El gas lacrimógeno, un negocio en alza

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Aquí se rompe el molde. Desde la Primavera Árabe, el mercado de seguridad interna en el Medio Oriente tuvo un incremento del 18% en su valor, rozando los 6.000 millones de euros en 2012.

El gas lacrimógeno ha sido una herramienta central en el desalojo del Parque Gezi en Estambul este fin de semana y en la represión a las protestas en Río de Janeiro contra el excesivo gasto en la organización de la Copa Mundial de fútbol del año próximo.

Egipto y Túnez están aumentando sus compras de material antidisturbios en momentos en que negocian préstamos con el Fondo Monetario Internacional para cubrir sus baches presupuestarios. En la eurozona de la austeridad las cosas no son demasiado diferentes.

El presupuesto 2012 del gobierno español de Mariano Rajoy contempla recortes en prácticamente todas las áreas, pero en material antidisturbios el gasto se eleva de unos 173.000 euros a más de tres millones en 2013.

Anna Feigenbaum, que investiga la historia política del gas lacrimógeno en la Universidad de Bournemouth en el Reino Unido, estima que austeridad y aumento de los gastos de seguridad van de la mano.

"Con la austeridad ha habido una gran intensificación de las protestas y del uso del gas lacrimógeno. Grecia ha estado a la vanguardia en este respecto", indicó a BBC Mundo.

En otras palabras, para la industria del gas lacrimógeno, nada como las crisis económico-sociales.

Un mercado global

Turquía ha sido uno de los casos con más cobertura mediática, pero un clic mapa de las protestas planetarias y del uso de gas lacrimógeno, elaborado por Feigenbaum, muestra la extensión de este mercado desde enero de 2013.

Según se aprecia en el referido la mapa, las protestas (y el uso de gas lacrimógeno) van desde las manifestaciones por la violación de una mujer en India a las de estudiantes en Chile y maestros en México, o las de trabajadores en Francia y España.

La organización internacional "War Resister League", que tiene una campaña específica contra el gas lacrimógeno, ha identificado la presencia de compañías estadounidenses como Combined Systems Inc , Federal Laboratories y Non Lethal Technologies de Argentina a India; de Bahrén, Egipto e Israel a Alemania, Holanda, Camerún, Hong Kong, Tailandia y Túnez.

La brasileña Condor Non-Lethal Technologies, una de las principales proveedoras de Turquía, vende sus productos a 41 países.

El complejo militar-industrial-gubernamental

Estas empresas son parte de lo que el expresidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower definió como complejo militar-industrial. En la ecuación de Eisenhower faltaba el tercer término: el gobierno.

El complejo militar-industrial-gubernamental suele entrar en conflicto con la diplomacia y la retórica sobre derechos humanos.

En medio de la Primavera Árabe, compañías estadounidenses exportaron unas 21 toneladas de munición, equivalentes a unas 40.000 unidades de gas lacrimógeno.

En términos de manejo de protestas, nada ha cambiado con la "democratización" egipcia. Este año el ministerio del Interior ordenó unos 140.000 cartuchos de gas lacrimógeno al mismo elenco de exportadoras estadounidenses.

En febrero, el portavoz del departamento de Estado, Patrick Ventrell, defendió el otorgamiento de licencias para la exportación a estas compañías diciendo que el gas lacrimógeno "salva vidas y protege la propiedad".

En respuesta a las preguntas de Gerardo Lissardy de BBC Mundo en Brasil, la compañía Condor Non-Lethal Technologies usó argumentos similares.

"Las tecnologías no letales están diseñadas para incapacitar temporalmente a las personas sin causar daños irreparables o muerte. Sus efectos son totalmente reversibles. Según una recomendación de la ONU en 1990, la policía tiene que hacer un uso proporcional de la fuerza por medio de armas no letales en consonacia con los derechos humanos y el respeto a la vida", señaló un portavoz de la organización a BBC Mundo.

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