Género
Dar clase una tarea difícil
Violencia contra maestros, el drama olvidado en Brasil


Viernes, 26 Septiembre, 2014 - 15:39

Dar clase en Brasil, una tarea difícil para muchos docentes por la agresividad de alumnos.
Carlos Christian Gomes recibió los cinco balazos en la sala de profesores del colegio brasileño donde enseñaba biología, al caer la noche un martes del mes pasado. Tres en su espalda, uno en la boca y otro en un brazo.

Quien apretó el gatillo, según testigos y policías, fue un alumno suyo de 17 años, enfadado con las preguntas que Gomes le formuló en una prueba y la baja nota que obtendría. El propio joven se entregó a la policía poco después y admitió el crimen, indicaron los investigadores.

“Afirmó que compró el arma y pidió al profesor una segunda oportunidad. Cuando el profesor dijo que no era posible, disparó”, dijo la comisaría a cargo del caso, Thereza Simony, a BBC Brasil.

El docente de 33 años fue trasladado a un hospital en estado grave. El sindicato de profesores Sintese, que sigue el caso, informó el miércoles que Gomes permanece en terapia intensiva y con un problema pulmonar, aunque salió del coma y está consciente. Se desconocen cuáles serían las secuelas del ataque.

Esto ocurrió en Sergipe, un estado del noreste de Brasil, y fue un caso extremo de las agresiones a docentes que se han vuelto un problema serio en este país, aunque ignorado en la actual campaña electoral.

El profesor Carlos Christian Gomes recibió cinco balazos de un alumno. Está internado en terapia intensiva.

Una reciente encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre más de 100 mil profesores y directores de colegios de secundaria de 34 países alrededor del mundo ubicó a Brasil al tope de un ranking de violencia contra docentes.

Según el estudio, 12,5% de los profesores brasileños trabajan en colegios donde sus responsables declaran que las agresiones verbales o intimidación de docentes y personal por parte de estudiantes ocurren al menos una vez por semana.

Ese porcentaje es significativamente superior al registrado en los otros dos países latinoamericanos encuestados: Chile (6,3%) y México (3%). También es mayor al promedio de 3,4% de la encuesta, que incluye fundamentalmente a naciones desarrolladas.

Entonces, ¿qué está pasando en el mayor país de Sudamérica y cómo puede pararse un fenómeno así?
Una lección especial

La violencia se presenta en diversos ámbitos de la vida cotidiana en Brasil, desde la calle hasta el fútbol. Pero los expertos creen que hay motivos específicos para que haya permeado la red pública de enseñanza.

Uno de ellos es la falta de valorización de la escuela como institución.
“La escuela desvalorizada genera violencia, y la violencia desmoraliza aún más la escuela”, dijo a la BBC el senador Cristovam Buarque, que fue ministro brasileño de educación entre 2003 y 2004 durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Añadió que hacer un curso “no agrega mucho” en la vida de los jóvenes debido a la baja calidad del mismo y a la falta de perspectivas de mejora tras completarlo.

La encuesta internacional de la OCDE, conocida por la sigla de Talis, también mostró que sólo 12,6% de los profesores brasileños cree que su profesión es valorada por la sociedad.

Se trata de un porcentaje bastante más bajo que el promedio de 31% que tuvieron todos los países analizados y que coloca a Brasil entre los 10 últimos en este aspecto.

El profesor Bruno se ganó el respeto de sus alumnos al continuar una clase con un ojo sangrando.
Muchos profesores brasileños abandonan debido a la desazón, la violencia y los bajos salarios que perciben (un tercio que el promedio de sus colegas en países de la OCDE). Lenine da Costa Ribeiro, un psiquiatra brasileño que trabaja hace más de 25 años con docentes, sostuvo que "los profesores reclaman más del miedo que del salario".

Pero otros docentes ejercen su labor como si fuese un apostolado.
Es el caso del profesor Bruno, que se ganó el respeto de sus alumnos de biología en una escuela privada y popular de Bahía, también al noreste del país, cuando les habló más de una hora con un ojo sangrando por el golpe de un azulejo que le lanzó un estudiante. Era su primer día de clases.

“Hablé del contexto socioeconómico de su barrio, que era muy precario, abandonado por el Estado, y que tenían que aprovechar las oportunidades para aprender, intercambiar experiencias, intentar promover una vida de más calidad para ellos”, relató el docente.

“Después de ese día sentí una aproximación mejor de los alumnos conmigo, parece que ellos entendieron, nos terminamos haciendo muy amigos… Incluso ese alumno que tiró el azulejo pasó a ser bien cuidadoso y respetuoso”, indicó.

Psicólogos y militares
En algunas partes de Brasil se han comenzado a ensayar respuestas singulares al problema de la violencia y agresividad de los alumnos.

"Inteligencia emocional", materia nueva en un colegio problemático de São Paulo.

Un ejemplo es una escuela en medio de una comunidad en Pirituba, zona oeste de São Paulo, donde hasta hace unos años era común escuchar alumnos de corta edad gritando: “Te voy a matar”.

Un grupo de psicólogas comenzó a trabajar con esos alumnos, como parte de una nueva materia denominada “inteligencia emocional” que incluye lecciones de respeto y honestidad.

Los profesores sostienen que la rutina de esa escuela municipal cambió desde entonces.
“Esos estudiantes tienen problemas enormes, algunos sufren abuso sexual por parte de su padre, a otros les pegan, ellos viven la violencia dentro y fuera de la casa”, explicó Andreia Carelli, una de las psicólogas del proyecto.

“Si les das otro camino para descargar eso, entienden y paran con la violencia”, añadió.
Otras respuestas al problema han sido más polémicas, como la “militarización” de algunas escuelas en el estado de Goiás, región centro-oeste de Brasil.

Esta iniciativa del gobierno estatal permitió que la policía militar asumiesen la administración de colegios para implementar principios de “jerarquía y disciplina”, mientras el aspecto pedagógico siguió a cargo de docentes.

“Aquí el alumno fumaba droga dentro de la escuela y le pegaba al profesor”, dijo el capitán Francisco dos Santos Silva, director de una de esas escuelas, a BBC Brasil. “Ahora es otro mundo, los propios profesores preguntan cómo lo conseguimos”.

El gobierno estatal de Goiás "militarizó" algunos colegios para imponer disciplina.
Sin embargo, expertos en educación cuestionan que esta sea la mejor solución.

“Resuelve la violencia debido al miedo a la represión. Pero no resuelve el problema real”, sostiene Miriam Abramovay, coordinadora del Observatorio de Violencia en las Escuelas de Brasil.

Otros, como Buarque, descartan que existan remedios mágicos y recuerdan que cualquier solución deberá incluir aumentos a los salarios docentes y mejoras edilicias en las escuelas, a menudo venidas a menos.

“No veo cómo resolver esto en el corto plazo, sólo si fuera dando Valium (calmantes) a todos los alumnos”, dijo el exministro. “Es broma, pero es que es difícil ver una solución a corto plazo”(www.bbc.co.uk).