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“Esta región es Bolivia y tenemos la obligación de sentar soberanía sobre nuestros recursos naturales”. Con estas palabras el presidente Evo Morales inauguraba en marzo de 2013 el criadero de truchas que iba a aprovechar las aguas del manantial Silala en Potosí.
A pesar de las promesas y a casi tres años del acto inaugural, hoy, el criadero luce abandonado y no genera producción.
La concejal Aida Batallano, del municipio de San Pablo de Lípez, lugar donde fue construido el criadero, atribuyó el fracaso del criadero a la falta de un estudio más amplio y el clima.
“La verdad, del criadero de truchas tenemos que hacer un estudio más amplio. El otro factor que afecta también es el frío, estamos en las alturas, entonces no se pueden desarrollar (las truchas)”, explicó la autoridad local.
Este proyecto fue uno de los cuatro diseñados para utilizar el total de las aguas del Silala, informó en 2013 el entonces gobernador de Potosí, Félix González.
En el acto inaugural se presentaron seis piscinas donde se esperaba producir al menos 21.000 truchas al año, cada una con peso aproximado de 250 gramos.
Según dijo González entonces, “éste y otros proyectos tienen el objetivo de ‘secar’ paulatinamente las aguas para que no lleguen a territorio chileno”.
Sin embargo, en la actualidad las seis piscinas de éste no tienen agua y lucen abandonadas. Incluso la oficina que se construyó para el personal administrativo están vacías.
Las autoridades invirtieron 450.000 bolivianos en este criadero, en el cual el único rastro del Estado que queda es una placa que destaca a los artífices de la obra: el presidente Morales, el exgobernador Gonzales y tres generales del Ejército.
Por ahora, las pocas truchas que viven en este lugar están en un rústico estanque formado con piedras.
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