Ciencia y Tecnología
¿Sabes lo que cuesta la basura en el mundo?


Miércoles, 2 Abril, 2014 - 13:13

A nadie le gusta la basura. Huele mal, es un foco de infecciones, un criadero de animales que no queremos tener cerca. Sin embargo, el valor de la basura varía significativamente en función del país que analicemos, descubriendo que hay ciertas correlaciones fijas: cuanto más pobre es el país, más valor tiene su basura; y viceversa. Aunque todos estemos rodeados de ella, La iniciativa por promovida por la Campaña Internacional de Limpieza de Costas de la organización Ocean Conservacy, y tras cosechar un total de 4.610.000 kg de desechos, estos fueron los más comunes (en unidades), tal y como leemos en el libro de Cristina García-Tornel Compendio general e innecesario de cosas que nunca pensó que le fueran a importar:

  • Cigarrillos y filtros de cigarrillos: 2.117.93
  • Envoltorios y envases de alimentos: 1.140.222
  • Botellas de plástico: 1.065.171
  • Bolsas de plástico: 1.019.902
  • Tapones y tapas: 958.893
  • Vasos, platos y cubiertos: 692.767
  • Pajitas: 611.048
  • Botellas de vidrio: 521.730
  • Latas de bebida: 339.875
  • Bolsas de papel: 298.332

Habida cuenta de la proliferación de personas que rebuscan en las basuras en España, por ejemplo, que están equipadas con carros y otros adminículos como ganchos para alcanzar fácilmente la basura de los contenedores de la calle, también podemos hacer un diagnóstico de la salud económica de un país a varios niveles. O el hecho de que se generen ahora menos basura que antes debido a la crisis económica: la gente consume menos.

En Nueva Delhi, en 2002 alguien que recogiera desperdicios ganaba dos rupias por kilogramo de botellas de refrescos, y siete rupias por kilogramo de frascos de champú de plástico duro. Un niño que trabajara en los vertederos de Nueva Delhi podía ganar veinte o treinta rupias al día.

En Alemania, devolver las botellas de cristal a un supermercado o un puesto de currywurst callejero, por ejemplo, proporciona una devolución del importe de 15 céntimos, lo que constituye un incentivo para reciclar, y también para que muchas personas sin recursos se dediquen a deambular por Berlín en busca de botellas vacías.
Y así, nuestra relación económica con la basura produce toda clase de paradojas, como explica Eduardo Porter en su libro Todo tiene un precio:

Al parecer, los noruegos están dispuestos a pagar 114 dólares por tonelada a cualquiera que separe los materiales reciclables de la basura en general. Hace varios años, una encuesta entre las familias de la comunidad de Carter, Tennessee, reveló que éstas estaban dispuestas a pagar 363 dólares al año, en dinero actual, para evitar tener un vertedero en las inmediaciones. Pero para otros la basura puede ser una mercancía valiosa. En Kamboinsé, en las afueras de Ougadougou, Burkina Faso, los granjeros pagan a los basureros municipales para que viertan desperdicios sólidos sin clasificar sobre sus campos de sorgo y mijo como fertilizante, incluyendo los plásticos.

El precio que pagamos por las cosas dice mucho acerca de una sociedad, máxime si hablamos de sus desperdicios. La suciedad es más económica en los países pobres (sus habitantes aceptan más basura a cambio de mayor crecimiento), pero el precio relativo de la contaminación aumenta a medida que la población se enriquece. Por eso China es un lugar sucio y Suiza es un lugar limpio: los helvéticos prefieren preservar el medio ambiente antes que proporcionar empleos industriales a los granjeros desempleados.