Social
Vásquez, el primer alcalde democrático:
“El Alto ya no es ‘villa miseria’, es una ciudad pujante”
Luis Vásquez Villamor, exalcalde, exautoridad de Estado y exparlamentario. Foto/Erbol


Domingo, 10 Marzo, 2019 - 14:37

“Hace 34 años El Alto no era sino una suerte de villa miseria, anexa a la ciudad de La Paz, era un barrio marginal como nos denominaban; hoy es una cuidad pujante que Bolivia entera la reconoce”, dijo el Luis Vásquez Villamor, quien fue el primer alcalde democrático de El Alto en las elecciones municipales del 6 de diciembre de 1987.

Entonces, el joven abogado de 26 años decidió pisar suelo alteño no en busca de proyección política, sino de hacer sus primeras armas como profesional del derecho. Vigorosas organizaciones como la Fejuve, la COR y gremiales con las que trabajaba, lo pusieron en la palestra política para los primeros comicios que tenía esa ciudad y se presentó con la fórmula del MIR.

Para llegar al cargo se enfrentó al poderoso empresario minero, Mario Mercado Vaca Guzmán, quien falleció en 1995. Mientras su contendor ofrecía obras de infraestructura, pero él tuvo una lectura más profunda: cambiar la historia de El Alto y convertirla en la décima ciudad de Bolivia para recibir más recursos y enfrentar los problemas de su pobreza. 

Luis Vásquez hoy está más dedicado al ejercicio libre de la abogacía y deja fluir los aires de la actual campaña electoral. En medio de esto, habló en su despacho con la red Erbol a propósito del mes aniversario de esta ciudad.

Pregunta: ¿Cómo era antes El Alto?

Respuesta: Más del 87% de la población no tenía acceso al agua potable, al alcantarillado, luz eléctrica, vías urbanas, canchas, parques, plazas y a todo lo que conforma un habitad urbano. Tenía unos 300 mil habitantes, hoy tiene 920 mil según estimaciones del INE a 2018; su tasa de crecimiento anual era del 9.6% que creo sigue en ese ritmo. Había más de 40 barrios, pero lo principal estaba en El Alto Norte y El Alto Sur.

¿Cómo nace la idea de ser alcalde de una ciudad vista como villa miseria? 

El grave problema era la pobreza crítica, durante diez años fue visto como un barrio periférico de La Paz y entonces comienza un movimiento urbano junto a las organizaciones sociales y vimos que la estrategia fundamental era que debía ser una ciudad autónoma. O sea, la primera forma real de autonomía en Bolivia nace en El Alto, no nace en Santa Cruz ni en otros pueblos del  oriente.

Recibía un millón de dólares al año de los cuales el 85% era para gasto corriente. Con ese dinero la pobreza estaba condenada a ser una norma y no tener nunca la posibilidad de atender los grandes problemas sociales.

El otro grave problema era la corrupción municipal. Como era su asesor jurídico, las organizaciones me encomiendan iniciar un juicio al alcalde de entones Juan Polo Maguiña (ADN), porque había pruebas que firmaba vales de consumo en bares, restaurantes y otros en servilletas de mesa con cargo a las cuentas municipales. Logramos sancionarlo y ahí me proclaman candidato, cosa que no lo había ni soñado. Era demasiado joven, tenía 26 años y no teníamos más que nuestros pies para hacer campaña. 

Enfrentar a Mario Mercado era una auténtica batalla entre David y Goliat. Mientras él echaba material de campaña desde una avioneta, nosotros hacíamos campaña de a pie, de puerta a puerta con el respaldo de las instituciones sociales. La diferencia era simple: él ofrecía escuelas, hospitales, adoquinados y otras obras; nosotros planteamos hacer de El Alto una ciudad del futuro. 

Todas las encuestas le daban a Mario Mercado un triunfo con el 70% y a nosotros 30%, pero el día de la elección ganamos con más del 55%. Soy el primer alcalde elegido por voto popular junto a mis concejales don Filiberto Cardozo, líder de la  Fejuve; Román Mancilla de la COR e Irineo Espinoza de los gremiales. Antes de 1985, los alcaldes eran nombrados por decreto del presidente de la república y en el caso El Alto, tenía un subalcalde enviado desde La Paz.   

Teniendo a mi lado a las cabezas sindicales era más fácil organizar un movimiento e iniciamos una gran marcha a La Paz. Había como unas 250 mil personas, la cabeza ya había llegado a plaza San Francisco y la cola seguía saliendo de La Ceja. Cada persona traía una flor en las manos y al pasar se lo entregaba a la gente paceña para decirle que no queríamos pelearnos con La Paz.

¿Y  cuál era el objetivo de la marcha?

Que el gobierno de Víctor Paz Estenssoro  apruebe la ley que eleva a rango de ciudad, además que a inicio de su gobierno se aprobó la ley que eleva a Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital de El Alto. 

Llegamos a San Francisco y nos declararnos en huelga de hambre. Entonces el Dr. Paz me hizo llamar a Palacio Quemado, fui y parcamente me preguntó ¿Qué es lo ustedes quieren?. Yo le expliqué que quería que El Alto sea elevado a rango de ciudad para que tenga su propio presupuesto para enfrentar los problemas de la pobreza. 

El presidente preguntó a sus ministros y ellos ratificaron la necesidad, porque yo hablé con ellos previamente y el Dr. Paz dijo: “me parece que tiene consistencia”. Ordenó en ese momento a sus diputados y senadores tramitar la ley, se aprobó en 24 horas y al día siguiente fue promulgada.

Luego el Paz Estenssoro me hace llamar y me dice “Aquí está su ley; he cumplido mi promesa y ¡váyase con toda su gente!”. Al finalizar la charla me preguntó: ¿Usted quiere ser líder de su ciudad? Y le respondí: espero serlo porque ser un líder es hacer lo que la gente quiere. 

“Aquí tiene su ley ahora váyase con su gente”, le habría dicho Paz/LVV

Y me dijo: “Le voy a dar un consejo. No todos los líderes hacen lo que la gente quiere, muchas veces también hacen lo que la gente no quiere. Es fácil navegar con el viento a favor, cuando la gente apoya es fácil llegar a donde uno quiere, pero los verdaderos líderes navegan cuando el viento está en contra y saben a dónde llegar. Y si usted quiere ser un líder tiene que aprender algunas veces a navegar con el  viento a favor y muchas veces con el viento en contra, y si usted sabe dónde tiene que ir, tiene que hacer eso”.

Recuerdo vivamente ese consejo y me convencí que hablé con el hombre más importante que había conocido en toda mi vida, era un sabio y un genio el Dr. Paz. Me explicó en pocas palabras lo que probablemente me hubiera tomado décadas aprender: equivocarme o cometer errores. 

Luego nos volvimos a El Alto agarrado nuestra ley promulgada.

¿Por qué el 6 de marzo? 

Nosotros habíamos decidido continuar con la fecha del 6 de marzo porque ese día en 1985 se elevó al rango de Cuarta Sección. Tres años después nos tocó llevar la histórica sesión del Concejo Municipal donde nos entregaron nuestros símbolos y estrenamos oficialmente la bandera, el escudo y el nuevo himno de El Alto.

¿Cómo es que se crea el himno, la bandera y el escudo? 

Después de ser elevados a rango de ciudad, lanzamos una convocatoria nacional y, paradójicamente, el alcalde en funciones de La Paz, Mario Bedoya Ballivián, se presenta y gana el concurso. Era un artista heráldico que hizo el actual escudo y le puso una frase impactante que hoy día tiene más validez que en ese momento: “Desde la cumbre del mundo, levántase la ciudad donde jamás se pondrá el sol de nuestra raza”.

La bandera viene del mismo autor, recupera los colores de La Paz como un símbolo que no nos hemos ido de La Paz, pero nos definimos como una ciudad altamente revolucionaria y por eso tiene casi el mismo formato de la bandera cubana pero sin estrella. Al principio sí tuvo una estrella y luego la sacamos.

A la misma convocatoria se presentó el compositor boliviano Orlando Rojas que le puso letra y música del actual himno. Todos estos símbolos fueron estrenados durante mi gestión.

Banderas de Cuba y El Alto

¿Y a 34 años, cómo ve la ciudad de hoy?

Yo creo que esa bomba de tiempo que era cuando se discutía elevar o no a rango de ciudad ya se ha desactivado, porque El Alto ahora forja su propio crecimiento y desarrollo. Ya no es pobre como antes. Los bolivianos deberían ver con mucho detenimiento porque más adelante su participación en la vida nacional va a ser más fuerte. Ni tienes que enfrentarte ni tienes que circuncidarlo, hay que darle un canal democrático porque tiene gente con mucha calidad de lucha y sacrificios inigualables.

Habiendo sido el líder en esta fundación y haber sentado las bases de una ciudad pujante ¿De pronto no siente algún aire de ingratitud, porque las nuevas generaciones no lo conocen y las anteriores tampoco dicen nada sobre su rol?

La historia es así, muchas veces ha generado actos inconscientes de olvido y actos deliberados por tratar de olvidar el pasado y sobre todo de los que hoy son líderes. Incluso amigos míos han tratado de borrar el pasado o relativizarlo. La verdad no siento ingratitud y me siento profundamente orgulloso el haber impulsado la autonomía de El Alto. 

Sé que algún día alguien me va a recordar, alguien va a volver a situar la historia donde debe estar. Me siento bien conmigo mismo y si no era gracias a la democracia, no creo que una persona como yo, joven abogado que viene de una cuna humilde, de familias provincianas, nunca hubiera tenido oportunidad de ser actor de esto y por eso muchas gracias a todos.