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En 2011 los caciques de la comunidad indígena yurakaré Puerto Gretel del municipio Entre Ríos de la provincia Carrasco del departamento de Cochabamba, entregaron bajo presión la mitad de su territorio a los colonizadores (interculturales) del Sindicato Manantial Primera para no enfrentarse más, después de sufrir ese año el primer avasallamiento, justificó la principal representante de esa población, Rosalía Quiroga, sin embargo, ahora los colonos quieren ser dueños de todo su territorio y según Quiroga los amenazaron con matarlos para lograr su objetivo.
En esa gestión se produjeron peleas entre los colonos y los indígenas; mientras unos defendían las tierras que sus abuelos les dejaron a las más de 34 familias yurakarés, los otros buscaron asentarse a la fuerza, recordó Quiroga. Cansados de que los colonos quemen sus cultivos y sus viviendas, los indígenas entregaron más 150 hectáreas a sus agresores, para que ellos las trabajen y así por fin vivir en paz.
“Nosotros pedimos un diálogo con ellos ¿Por qué ellos estaban entrando? Y ellos nos dijeron: ‘que esta es nuestra calle, esto vamos a ocupar’. Hubo enfrentamientos entre ellos y nosotros, luego de eso para que se acabe eso, nuestros caciques les dijeron: ‘quédense en la mitad de nuestro territorio para que puedan trabajar’, ese acuerdo han firmado y ahora no se acuerdan”, contó a la Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
Los colonos se quedaron con la mitad de 311 hectáreas de tierras de los indígenas, bajo un acta de conciliación, pero según Quiroga al solicitar al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) el saneamiento de la superficie avasallada, los colonizadores incluyeron la parte con la que se quedaron los yurakarés y ahora les ofrecieron 10 mil dólares para que desalojen el lugar, alegando que son los nuevos propietarios de la comunidad Puerto Gretel.
“Nos dijeron que son los propietarios de nuestras tierras, inclusive nos ofrecieron plata para que salgamos de ahí, para hacer creer que nosotros hemos vendido nuestras tierras y eso no puede ser”, lamentó.
Tras el acuerdo fallido de hace tres años, cada familia indígena se quedó con siete hectáreas, siendo ellos quienes trabajan la tierra y los colonizadores están más interesados en deforestar el bosque de Puerto Gretel, una población asentada a orillas del río Ichilo, y comercializar la madera.
La indígena dijo que quieren echarlos de su comunidad porque para los colonos, los yurakarés pertenecen a Santa Cruz, ya que en los últimos años el cauce del río Ichilo sufrió un cambio, dividiendo a Puerto Gretel en dos; mientras una parte de la comunidad pertenece al municipio cochabambino de Entre Ríos, otra está en Yapacaní de la región cruceña.
Desconocen avasallamiento
El alcalde del municipio Entre Ríos, Aurelio Rojas, señaló que desconoce la denuncia de avasallamiento que sufrieron el miércoles los yurakarés. Aseguró que no recibió informes sobre enfrentamientos en la comunidad Puerto Gretel. Sin embargo, reconoció de problemas que se generaron hace más de dos años, entre indígenas y colonizadores de esa región, pero que indicó se solucionaron internamente.
El ejecutivo de la Federación Mamoré Bulo Bulo, René Giménez, admitió que el Sindicato Manantial Primera está asentado a orillas del río Ichilo, pero al igual que Rojas, aseveró desconocer la acusación de avasallamiento. Recordó un problema de hace tres años de sus afiliados con los yurakarés.
“Vinieron esa vez los yurakarés, indicando que había una sobreposición, se mandó una comisión y se le ha delimitado para ellos y también para Manantial, después (de) casi tres años no se ha escuchado ni un problema más”, afirmó el dirigente.
Rosalía Quiroga dijo que se sienten solos y abandonados porque en varias oportunidades clamaron por ayuda a las autoridades, pero sin resultados y el problema por la tierra acrecentó, luego de que hace tres días el Sindicato Manantial Primera volvió a avasallarlos violentamente, bajo amenaza de muerte.
“Ellos (colonos) nos han dicho que nos van a matar, que nos maten en nuestra propia tierra, si quieren matarnos vamos a morir, pero en nuestra propia tierra, no nos pueden sacar abusando, contratando tanta gente y haciendo machetear a nuestros hijos, eso no pueden hacernos (…) Nosotros hemos ido pacíficamente, sin armas, sin nada, hemos ido con nuestros puños, no hemos llevado ni flecha, ni nada, hemos ido a decirles a la buena que por favor se salgan, pero nos apalearon a las mujeres, a nuestros hijos, a los jóvenes”, contó la indígena en medio de sollozos.
Autorización ABT
Según Quiroga, los colonizadores los avasallaron justificando que la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT), e incluso el presidente Evo Morales los respaldaban. Relató que llegaron con muchas personas que llevaban palos y machetes, además con la presencia de una empresa maderera que identificó como aserradero La Tronca, para asentarse de forma ilegal, empezando a chaquear el sector y tumbar los árboles.
Una comisión de los yurakarés se trasladó este viernes hasta el municipio de Villa Tunari, donde se encuentran las oficinas de la ABT. Desde la entidad estatal, los indígenas se informaron en efecto que el Sindicato Manantial logró una resolución para el aprovechamiento de recursos maderables en su zona, pero no dentro de la comunidad Puerto Gretel.
“Allá nos dijeron que sacó el Manantial una resolución administrativa con un lote número dos, ha sacado el aserradero La Tronca, pero una parcela número dos que nada tiene que ver con nuestra tierra”, indicó.
En la ABT recomendaron a los indígenas que logren una orden fiscal para sacar a la empresa maderera de su comunidad.
La comunidad yurakaré Puerto Gretel no está inscrita a la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB). Según el presidente del Consejo Indígena del Río Ichilo (CIRI), Daniel Morales, hace dos años pidieron a los representantes de esa comunidad afiliarse a la Coordinadora de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO), una regional de la organización matriz de pueblos de tierras bajas del país, pero no lo hicieron hasta la fecha.
Morales reconoció el conflicto que tienen los indígenas de Puerto Gretel con los colonizadores o interculturales, pero señaló que mucho no pueden hacer para encontrar una solución.
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